Capítulo VIII

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KASANDRA KLEIN

Me desperté supuse que unas horas después. La claridad de la Luna entraba vagamente entre las cortinas. Había una tranquilidad absoluta pues al parecer hacía un rato que no llovía.

La casa aparentaba estar vacía. Una esperanza creció en mi interior pero fue desapareciendo cuando se empezaban a escuchar más cerca las voces de esos chicos.

Scott y Jeremy Higgins. Los gemelos más icónicos del psiquiátrico de Pensilvania. Los conocí cuando era una niña pequeña. Mi mamá estaba de viaje por una conferencia importante de trabajo en ese estado. Estábamos de vacaciones y decidió llevarme.

INICIO DEL FLASHBACK

Nos hospedamos en un hotel muy céntrico y cerca de la institución. No me gustaba el lugar. No estaba mal, solo que se me hacía incómodo.

Llegamos a la entrada del centro mental y nos dirigimos a la oficina del director. Como era una niña no me permitieron pasar a la reunión, así que tuve que esperar en el cuarto de juegos.

Habían muchas niñas, pero ninguna quiso jugar conmigo.
— Disculpa.¿ Quieres jugar con nosostros?— me dijo una vocecita algo cómica.
— Sí por favor. Juega un momento conmigo. Nadie nunca nos quiere.
— No sabes hablar.— dijo el más pequeño en un tono que parecía preocupación. Aclaré mi garganta y me obligué a reaccionar.
— Hola soy Kass. ¿ Cómo os llamáis?
— Hola Kass. Soy Scott— dijo el más bajo de estatura.— y este es mi gemelo Jeremy.
Hola. Tienes lindo nombre.— dijo Jeremy y asentí con la cabeza.

Pasamos todo el tiempo que duró la reunión jugando por toda la sala. Me contaron muchas cosas de su vida y porqué estaban en este lugar.

Escuché algunas historias de como mataban a algunos animales. Scott era sinestésico. No sabía qué era,  y debo admitir que al principio mi lado razonable intentó hacer que me atemorizara, pero luego de que me lo explicara, y ver la alegría en sus ojos cuando hablaba sobre lo que hacían, mi fascinación creció.

La verdad me la estaba pasando increíble. Nunca en mi vida había conocido a nadie así. Pero mamá salió de la oficina del director y me tocó irme. Volvimos unas dos veces más y siempre jugaba con ellos.
— Chicos ya mañana me voy para mi casa.— dije y sentí un nudo en mi garganta.— los voy a extrañar.
— Nosotros también a ti, Pitufina.— dice Jeremy dándome un abrazo fuerte. Luego se nos unió Scott.
Prométanme que irán a visitarme.
— Cuenta con eso. Ojos azabache.

Dicho esto nos despedimos y fui directo al aeropuerto.

Transcurridos casi siete años los volví a ver. Estaban con su familia, una de las más adinerada de la zona este de la ciudad. Investigué un poco y descubrí el parentesco con Nick. Eran primos hermanos, aunque se parecían más a su tío,el papá de Nick, que a su padre.

Algo no encajaba...

Al contactar con ellos se llegaron a verme. Los convencí para que me ayudarán a sacar a mi chico de la institución y conseguirle una familia.

Me entrevisté con una familia que se mudarían del pueblo y estuvieron de acuerdo. Le enseñé varias fotos de ellos a Nicky y estaba emocionado. Al fin tendría un hogar, normal. Y qué mejor que lejos de todo lo malo que le había causado éste lugar.

La fuga ya estaba planeada desde hacía casi tres años. Lo único que me faltaba eran unos colegas para facilitar el trabajo.

— Es todo lo que tienen que hacer. Será fácil— les había dicho semanas atrás. Ahora se encontraban justo detrás de mí esperando mis órdenes para al fin poder liberar a mi amado.

Ramos De SangreWhere stories live. Discover now