Capítulo 3

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-Hermana, despierta, hermana, hermana, niños despierten a su tía-era una voz que se escuchaba a lo lejos.

Era mi dulce hermana mayor, hablando para que despertara. Podia oirla cada vez más cerca, antes de abrir los ojos, senti una presión en el estomago casi vuelvo cena.

-¡QUE DIABLOS FUE ESO!-grite enojada, mientras intentaba sentarme.

-Lo siento, Lu-Mi hermana me miraba arrepentida-Niños, dejen a su tía sentarse-visualize a ambos pequeños en mi cama o más bien sobre mi.

-Lo siento, tía Luchi-pude sentir su tono de tristeza, bajaron la mirada, mientras se deslizaban de la cama.

-Tranquilos, pequeños mounstros-les ofreci una pequeña sonrisa, mi tono fue dulce para evitar que se sintieran culpables-De todas formas deberia despertar y que mejor que con mis sobrinos preferidos-agarre a los niños de los brazos volviendolos a la cama para llenarlos de besos, fue un momento de mucha risa.

-Okey, fue suficiente-ordenó gentilmente su madre-Vayan a comer hasta que su tía se levante-Ambos niños se retiraron de mi habitación, despiendose con un beso-Ya te dije que no los llames mounstros-me reprochó.

-Son pequeños monstruos-corregi-.Deberias agradecerme, los deje de llamar engrendros del mal-Ahora sí la haría enojar, abrio los ojos como platos.

-No vuelvas a decirlo-exclamó angustiada.

-Son hijos de Andrés, no niegues que es verdad-reí al momento, unos segundos después ella hizo lo mismo.

-Levantate y ven a cenar-ordenó antes de salir de la habitación.

Quedé sorprendida, había dormido demasiado se justificada pero usualmente despierto en la tarde. Mi cabeza definitavamente estaba en otro lado. Mire mi armario, sentia que queria salir pero no dejaría sola a Delfina, la vibracion de mi celular me saco de mis pensamientos.

.......

Estaba charlando placidamente con mi hermana, mientras tomabamos un buen vino blanco, de preferencia. Hacía mucho que no compartiamos un momento familiar; todo era perfecto, los niños dormian o eso nos hacian creer, aunque no tiene importancia, mientras no molesten.

-¿Quién te trajo en la mañana?-preguntó directamente Delfi, sabia como tirar sus flechas.

-Un compañero-respondi tranquila, antes de que pudiera preguntar algo, tome la palabra-No es algo que te involucre, querida-aclaré, mientras daba un sorbo a mi copa.

-¿Era Peter?Porqué sabes que me agrada y puedes invitarlo si lo deseas, no nos incomodaria-hablo rapidemente al igual que intenso como suele ser ella.

-Linda-sonreí maliciosamente-No tengo que pedir permiso a nadie para traer a alguién a mi departamento, si así lo deseo-La última oración fue en un tono ironico-. Se que tú y Peter tienen la misma relación que Andrés y yo, sin olvidar que es un gran amigo de tu marido-iba a interrumpirme, pero no se lo permiti-. Así es, Peter me trajo a casa, estaba muy cansada y no confío en los taxis en ese estado-escupí suavemente todas esas palabras y sonreí.

-¿Comó esta su hija?¿Camila, verdad?-preguntó seria, si ella es directa, yo suelo ser peor o incluso hiriente si me molestan.

-De salud física en perfectas condiciones, la psicológica te lo encargo a tí-dije jugando, pero ella seguía en el mismo estado de seriedad-Oh, vamos, solo estaba bromeando-levante mis manos molesta.

-¿Qué le sucede?-Su tono fue firme.

-Es lo de siempre, su madre-suspire, clavando mi mirada a la copa- Sigue siendo difícil, solamente no lo supera-Me dolia hablar de eso, fue una perdida enorme-Nosotras no sabemos lo que es perder una madre, mucho menos a los 4 años-Mi tono de voz fue bajando a medida que pronunciaba cada palabra, senti su mano en mi rodilla y su mirada tan calida como la que ofrecé en momentos difíciles.

LA VIDA PERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora