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El grupo de cuarto luego de reunirse con Choso, o más bien que el llegará de imprevisto asustando a Fushiguro

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El grupo de cuarto luego de reunirse con Choso, o más bien que el llegará de imprevisto asustando a Fushiguro. Los cuatro fueron hacia un sótano.

Tiempo antes.

─ ¿Cuál es la... Condición de Kugisaki? ─ Preguntó él pelirosa al de pelos puntiagudos. El silencio respondió su pregunta y no de buena manera. ─ Entonces, así son las cosas.. está bien. ¡¡ESTÁ BIEN!!

─ Acerca de la barrera.. ─ Llegó Choso sin avisar asustando a la chica y a Fushiguro. ─ Creo que tengo una solución.

─ Entonces estuviste escuchando.. ─ Habló Yuuta con una sonrisa en la boca.

─ Aparecer así no es tan divertido, Choso. ─ Habló calmada Hiro.

─ ¿Que quieres decir Choso?

─ Hace un tiempo, Mahito robó los dedos de Sukuna y los úteros malditos, ¿No? Podemos usar el mismo truco.

Presente.

Ha pasado mucho tiempo.. bueno, en realidad, no. ─ Resonó una voz conocida en la mente de Hiro. La chica quedó en las escaleras mientras los demás terminaban de bajar.

─ ¡¿Maki?!

─ Oh, hola..

─ ¡¡Maki!! ─ Saludó Yuuta con alegría al ver a su antigua amiga. ─ ¿Está bien que estés de pie justo ahora?

─ Si, no hay ningún problema.

─ Las marcas de la quemaduras no pudieron ser curadas, incluso en la técnica de maldición inversa las cicatrices se quedan pero eso es una restricción para alguien dotada físicamente cómo tú, al final no es la resistencia hacia las maldiciones, si no le fuerza física innata lo que separa a los vivos de los moribundos. Es una lastima lo del líder de los zenin.

─ No es como si fuera una competencia o algo así.. es bueno verte después de lo que pasó, Yuuta.

─ ¿Huh? ¿De lo que pasó? ─ Preguntó, el chico no sabía lo que hablaba pues Hiro ya estaba con él.

─ ...

Hiro bajó las escaleras incomodamente, no sabía cómo iba a reaccionar la peliverde. Le ponía más nerviosa la actitud de ella que la de Yuuta.

─ Hola.. ─ Saludó ella. Maki volteó seriamente hacía la dirección de la chica, al verla sus ojos se agrandaron, se podían notar como se remojaban ellos solos aunque no a tal punto de llorar.

𝗦𝗘𝗖𝗢𝗡𝗗 𝗖𝗛𝗢𝗜𝗖𝗘  © | Yuuta Okkotsu  Where stories live. Discover now