-La Bola-

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Disclamer: Ni los personajes, ni los lugares, ni parte de la trama de esta historia me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi. Yo solo escribo para divertirme y entretener a quien quiera leerme, una navidad más ^^

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Nota de la Autora: Este fic de temática navideña contará con 12 capítulos y participa en la #Dinámica_Navideña organizada por las páginas de Facebook "Inuyasha Fanfics" y "Mundo Fanfics Inuyasha y Ranma". Se trata de la dinámica #12_eventos_decembrinos. Gracias por invitarme a participar una vez más. ¡Espero que os guste!

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Sol Invernal

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—Bola—

Jueves, 1 de diciembre.

¿Qué día es? Preguntó su mente, aún medio dormida ¿Cuánto me falta?

¿Estoy cerca?

¿Cuántos kilómetros, cuantos pueblos de distancia?

¿Qué hora es?

Se removió con pesadez. El frío se posaba en sus hombros, pero la mitad inferior de su cuerpo estaba cálida. Su mano derecha, estirada y un poco retorcida su muñeca, le dolían.

¿Por qué hay tanto silencio?

Ranma se había acostumbrado a dormir en circunstancias imposibles. Sobre el suelo duro de la selva, sobre la arena húmeda de la playa, con frío, con calor, con lluvia bajo las ramas de un frondoso árbol. Sus oídos eran capaces de ignorar los sonidos de los animales nocturnos, las voces de la gente, el fluir del agua cuando esta corría cerca; todo para que pudiera descansar. No era un sueño reparador, pero aprendió a conformarse con eso. Su cerebro, por otro lado, seguía alerta y hablándole todo el tiempo.

¿Dónde estás? ¿Es un lugar seguro?

Esa noche fue el silencio lo que le despertó.

Sus articulaciones, aún cansadas, ronronearon sobre la suavidad de la manta que cubría el tatami cuando todas esas preguntas aterrizaron sobre él. La piel de su cuello y su rostro se erizó avisándole de que faltaba poco para que amaneciera pero al abrir los ojos, a pesar de las mil sombras que llenaban el comedor, reconoció donde estaba y algo afilado le atravesó el pecho.

Estoy en casa pensó, todavía con un poco de miedo. Apretó los párpados, los dientes y volvió a mirar. Anoche, por fin, logré llegar.

Por eso no estaba acurrucado contra un árbol en las montañas, o temblando de frío en el interior de una endeble tienda de campaña. Volvía a estar bajo techo. Era real. Dejó salir el aire atorado en su garganta.

Sol InvernalWhere stories live. Discover now