-El Muñeco de Nieve-

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Disclamer: Ni los personajes, ni los lugares, ni parte de la trama de esta historia me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi. Yo solo escribo para divertirme y entretener a quien quiera leerme, una navidad más :-)

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Nota de la Autora: Este fic de temática navideña contará con 12 capítulos y participa en la #Dinámica_Navideña organizada por las páginas de Facebook "Inuyasha Fanfics" y "Mundo Fanfics Inuyasha y Ranma". Se trata de la dinámica #12_eventos_decembrinos. Gracias por invitarme a participar una vez más. ¡Espero que os guste!

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Sol Invernal

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El Muñeco de Nieve

Lunes, 26 de diciembre

Los tibios rayos de sol intentaban entrar por la ventana de la cocina, pero la capa de hielo que había recubierto el cristal durante la noche se lo impedía. El agua que salía del grifo estaba congelada, Akane notaba poca o ninguna sensibilidad en sus dedos mientras fregaba los tazones del desayuno pero continuó, no quería que los trastos se amontonaran en la pila.

De vez en cuando un escalofrío le recorría la espalda, un temblor traicionero que se colaba por debajo de su grueso pijama. Siguió fregando, con los labios apretados, refunfuñando para sí contra ese sol invernal que, sin calentar nada, lo iba a arruinar todo.

A este paso no nevará.

Si bien aún quedaba mucho invierno por delante, Akane tenía la sospecha (una sospecha que no obedecía a nada salvo a sus propias ideas) de que si no veía la nieve antes de fin de año, ésta ya no aparecería.

Quiero verla, aunque no sepa por qué.

Miraba el calendario que colgaba de la pared y contaba los días, con pesar, porque ya no faltaba mucho para el treinta uno.

Resoplando compungida, sumergió la mano en el agua, rompiendo las hebras de jabón que emborronaban la superficie y no le dejaban ver el fondo, rebuscó con ahínco por si quedaba algo. Su mente siguió pensando en la nieve, en por qué era tan importante para ella. Esta vez el agua le rozó las muñecas, una zona en la que la piel se había mantenido seca; fue como si la atravesara un millar de agujas.

Incluso su corazón tembló.

¡Hace frío ahí fuera!

No quería que nadie me oyera venir a tu cuarto.

Tengo que decirte algo muy importante.

Los hombros de la chica se irguieron cuando esas palabras volvieron a su memoria, porque ciertos recuerdos causan en el cuerpo el mismo efecto que una descarga eléctrica. Akane se estiró, con las manos aferradas al borde de la pila y dejó que el agua corriera. Parpadeó, a la pálida luz que se estiraba a través del ventanuco sobre la encimera, oyó a un pájaro que piaba cerca.

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