02: Barcelona

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Miércoles 22 de diciembre de 2021

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Miércoles 22 de diciembre de 2021

Desde ayer por la noche, me encuentro en la Ciudad Condal. Marta, finalmente, decidió acompañarme en esta aventura, pero al final, no se quedará en Barcelona, sino que se mudará a Valencia. Saber que en pocos días no estaremos viviendo juntas me llena de tristeza.

—Marta —reclamo, buscando su atención. —Estoy sumamente nerviosa; temo que ni siquiera pueda articular palabras.

—Cálmate, Lía. Estoy segura de que todo saldrá bien.

Intento confiar y retener sus palabras en mi mente, pero cada vez que pienso lo que se viene a continuación, me asaltan los nervios.

Alquilamos un coche para desplazarnos por la ciudad, y Marta prefirió que yo condujera, ya que le aterra manejar en la ciudad. A mi siempre me ha gustado conducir; desde pequeña, mi abuelo me permitía manejar su coche por el pueblo bajo su supervisión. Tenía claro que, cuando cumpliera los dieciocho años, obtendría mi licencia de conducir, y así fue. Además, fue un día especial, ya que aprobé el examen práctico el mismo día de mi cumpleaños. Afortunadamente, pasé; no quiero ni pensar en lo que habría ocurrido si hubiera suspendido.

También estuve trabajando varios veranos en la hostelería, de niñera, en un supermercado... Intentando ahorrar algo de dinero para pagar, al menos, una parte de algún coche para empezar a coger práctica. Conseguí pagar a medias junto a mis padres mi primer coche: un Seat León de color rojo. En los últimos meses comenzó a darme muchos fallos, y en octubre me dejó tirada en un viaje San Sebastián-Bilbao, así que, mi abuelo decidió gastar parte de su último aliento de dinero en regalarme mi siguiente coche. Y a mediados de noviembre, fuimos al concesionario a recibir mi segundo coche: un Audi Q3 de color gris de segunda mano. El coche que tenemos aquí lo habíamos alquilado a una empresa del aeropuerto. Era muy bonito, color negro y de modelo BMW X1.

No me agobia conducir por la ciudad. Estoy acostumbrada a viajar constantemente, ya sea acompañada o sola. Así que, para mí, conducir por cualquier ciudad es como una rutina, aunque aquí hay mucho más tráfico. Lo único es que no me ubico bien en la ciudad de Barcelona, así que el GPS siempre nos acompaña cuando subimos al coche.

El GPS dice: "Tome la primera salida de la rotonda y llegará a su destino."

—Es que no me lo creo —murmuro para mí misma visualizando los edificios que el Club tiene en la denominada Ciudad Deportiva Joan Camper.

Pongo el intermitente, me detengo frente a las vallas grises, y el personal de seguridad se acerca para preguntarme a dónde me dirijo. Les muestro mi teléfono móvil con la acreditación que Joana me envió. Mientras ellos verifican su autenticidad, observo en el espejo retrovisor un Cupra esperando para entrar, con la mitad de la gente agolpada en sus ventanas. Tengo la intuición de que se trata de alguien del primer equipo. No estoy segura si están llegando o saliendo de su entrenamiento, pero rezo para no encontrarme con nadie de inmediato, especialmente hoy que ya tengo los nervios a flor de piel.

Sueños compartidos I y II | PedriWhere stories live. Discover now