34: Non gogoa, han zangoa

3.7K 133 1
                                    

Donde el corazón camina, el pie se inclina

—Buenos días —saludo entrando y visualizando a mi madre concentrada cocinando en la vitrocerámica

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Buenos días —saludo entrando y visualizando a mi madre concentrada cocinando en la vitrocerámica. Dejo un beso sobre su mejilla y paso mi brazo por encima de sus hombros. —Fer y yo no estaremos para comer —aviso y ella se gira a mirarme con una cara de confusión. —Nos invito Asier a ir a comer con ellos, pero luego volvemos para estar toda la tarde con vosotros. Ah, y por cierto, ayer les invitamos a quedarse a dormir, están Asier, una amiga de San Sebastián de ellos, Amaia y Lía durmiendo.
—¿Está Lía? —pregunta separándose de mi para mirarme emocionada. —Despiértala, que baje antes de que os marchéis, le preparo algo de desayunar, ¿tú sabes que le gusta? —pregunta dejándome un poco pillado. Solo sé que se toma cafés a todas las horas del día, pero nada más.
—No sé, mamá. Esta obsesionada con los cafés, uno de esos irá bien —digo y mi madre asiente cogiendo la cafetera.

Salgo de la cocina, y tras asegurarme que ninguno de mis padres está merodeando la zona, entro a mi habitación encontrándomela abrazada a la almohada.
Sonrío y me acerco al armario para buscar unos pantalones de chándal grises que me queden pequeños y que quizá a ella le vayan bien. Me siento en el borde de la cama y dejo varios besos repartidos por toda su cara con la intención de que se despierte.

—Despierta, dormilona —susurro y veo como abre los ojos.
—¿Qué hora es? —pregunta con voz ronca de acabar de despertarse.
—Las once. Mi madre me mando a despertarte.
—Gracias por el agua —murmura estirándose aún acostada. —No tengo tanta resaca ahora.
—De nada, borrachita —respondo dejando un beso sobre sus labios y me levanto. —Te dejé esos pantalones ahí, ya no me valen y quizá te sienten bien, así no tienes que volver a ponerte la falda. Aunque, si te la quieres poner no seré yo quien te diga que no —le guiño un ojo y niega con la cabeza riéndose. —Te espero en la cocina, ¿qué quieres desayunar?
—Un café está bien.
—¿No quieres nada más? ¿Quieres una tostada como yo? —digo y duda entre que decir.
—No, no hace falta, con un café tengo suficiente.

Al verla dudar , comprendo que le apetece pero le da vergüenza el hecho de pedirla, así que, nada más llegar a la cocina se lo digo a mi madre que, al escuchar la noticia, se pone a prepararla enseguida.

—Pero esto qué es —protesto después de que mi madre me diga que primero va el desayuno de Lía antes que el mío. —La tratas mejor que a tu propio hijo —digo molestándola.
—¿Qué te pasa? —pregunta mi hermano entrando por la puerta.
—Que dejó de hacer mi desayuno por hacer el de Lía.
—Te fastidias, vago —escucho la voz de la chica que hace que me giré al igual que mi madre.
—Lía, cariño. ¿Qué tal estás? —le pregunta ella acercándose a abrazarla. La chica le devuelve el brazo besando su mejilla y se queda a su lado ayudándola, después de presentarle a su amiga. Amaia se entretiene más hablando con mi hermano y Lía con mi madre, mientras yo me dedico a observarlas.
Coge el café y el plato con la tostada para acercarse a mi lado y dejar el café delante suya y la tostada delante mía. Antes de que le pueda decir algo, mi madre interviene. —No, niña, eso es para ti. A Pedri ya le haré algo ahora —dice causando que se ponga nerviosa y le dé las gracias.
—Te dije que no quería —susurra solo para nosotros.
—Y yo sabía que querías —digo en el mismo tono con una sonrisa. Niega con la cabeza con una sonrisa y se pone a desayunar mientras charla animadamente con mi madre.
—¿Quieres la mía? —pregunta Lía señalando el trozo de tostada que queda en su plato. —No puedo más.
—¿Seguro que no te la vas a comer? —pregunto y niega acercándome el plato. No tardo nada en comerla y llevo los platos y tazas de ambos hacia el fregadero.


Rosi nos acompaña hasta el sofá a hablar un rato mientras esperamos a que Fer y Pedri terminen de prepararse

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Rosi nos acompaña hasta el sofá a hablar un rato mientras esperamos a que Fer y Pedri terminen de prepararse. —¿Y tú que estás estudiando? —le pregunta a mi amiga que está más callada y tímida en el sofá. Al principio yo siempre estoy cortada, pero cuando paso un rato con ellos se me pasa la timidez porque me siento en casa.
—Magisterio, estoy de prácticas también —dice con una sonrisa tímida.
—Tienes que tener entonces mucha paciencia —bromea la mujer y mi amiga asiente.
—A veces se te acaba un poco, pero es muy reconfortante estar en el aula con los niños. Me ablandan el corazón.
—Ya acabamos, podemos irnos —dice Pedri apareciendo en el salón. Va normal vestido, pero guapísimo.

Me despido de sus padres, asegurándoles que antes de que se vayan volveré a pasar y los tres seguimos a los canarios hasta el garaje. Esta vez conduce Fer y su hermano va de copiloto dejándome ahora atrás con mi amiga y mi hermano.
—¿En qué hotel estáis? —pregunta Fer dirigiendo su mirada a Amaia a través del espejo retrovisor.
—Justo el que está en la siguiente esquina del portal de Lía. Podéis tirar hasta allí y voy caminando un momento al hotel.
—¿Te hizo efecto la pastilla? —pregunto yo ahora girándome a mirar a la chica.
—Sí, menos mal —dice suspirando.

Llegamos a mi portal y Fer se ofrece a acompañar a Amaia hasta el hotel. Pedri, Asier y yo subimos a mi piso y me doy una ducha lo más rápido posible para luego vestirme con algo cómodo: unos vaqueros y una sudadera. Me maquillo un poco la cara para evitar las ojeras y salgo de la habitación. Mi hermano aún sigue en el baño y el canario y yo estamos solos en el salón.
—¿Te pusiste el mismo color de sudadera para ir conjuntados?
—Me pillaste —me río y saco mi teléfono. —No te muevas.

Me mira extrañado pero me hace caso. Le hago un par de fotos y se las paso. —¿A qué sales guapo? —asiente mirándolas y observó cómo sube una a la historia de Instagram.

Historia de Instagram @pedri

—Estas guapísimo —digo mirando la foto después de darle me gusta a la historia

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Estas guapísimo —digo mirando la foto después de darle me gusta a la historia.
—Ya lo sé —dice de manera chulesca y tira de mi para dejarme de pie entre sus piernas. —La única vez que eres más alta.
Me río y me agacho para dejar un beso sobre sus labios que es interrumpido por mi hermano.
—Demasiados cariños, vamos.

Ruedo los ojos y tiro de Pedri arrastrándolo de la mano fuera de mi piso. Los demás nos esperan en el portal, ya que nos dividiremos en dos coches porque en uno no entramos todos.

Sueños compartidos I y II | PedriWhere stories live. Discover now