Me odio a mi mismo y maldigo mi existencia.
Cada particula de mi ser es un insulto a la vida.
Maldigo cada instante, cada recuerdo, cada suspiro y pensamiento que desperdicie pensando en vos.
Maldigo cada día a mi asquerosa y pútrida complacencia por haber confiado ciegamente.
Maldigo la hora en que te conocí y el instante en el que sentí algo por ti.
Maldigo cada humillación que me hacía sentir culpable por miedo a perderte.
Maldigo cada locura tuya porque ahora tengo el corazón destrozado y la puta espalda apuñalada.
Maldigo cada golpe bajo, cada mentira, cada traición...
me siento como una mierda.
Soy un repugnante gusano pusilánime
fruto de mis malas decisiones, consecuencia de amarte.
Soy un engendro nefasto, un aborto de la naturaleza.
¡Maldito! ¡Maldito! ¡Estoy maldito!
Soy un miserable poeta que pertenece al círculo de las moscas
en el fangoso y pestilente basurero.
Soy una inmundicia excrementicia de polvo y sangre,
donde descansan en paz estos versos malditos...
