Putas, putas, putas somos todos.
Y no estoy hablando de las princesas samaritanas del amor.
Ellas son honestas trabajadoras de los placeres.
Ellas nos venden fantasia, sueños y paz...
Esa paz que se siente tan bien y tan real...
Aunque en el fondo sabemos que es una mentira.
Estoy hablando de esos (esas)
que se arrastran pérfidamente entre las tinieblas mentales,
donde el maldito dinero les atrofió los valores.
Putas, putas, putas somos todos.
El vil metal que les rompió la conciencia
y cerraron el corazón y la cabeza,
para luego abrir la boca escupiendo codicia desmedida.
Putas diciéndole putas a otras putas igual de putas que esas putas para sentirse menos putas que las otras putas, lo normal, ¿no les parece? Putas...
Aquí hay de todo :
Abogados, médicos, docentes, comunicadores, secretarias, ingenieros, políticos, periodistas, escritores y ¿por qué no? También poetas.
Putas, putas, putas somos todos.
Que se venden para ser “creativos”
y se desvanecen segundo a segundo,
idealizando cubos de basura y concreto,
donde tranquilamente se ostenta mediocridad.
Títeres de su destino comprado :
Harapientos, marginales, locos, drogadictos, viciosos, enfermos, degenerados, mal vivientes...,en su conciencia adormecida .
Putas, putas, putas somos todos.
La economía no sólo nos jodió la vida,
también nos partió el culo de nuestros verdaderos sueños e ideales.
Ahora el tiempo pasa lento.
las palabras se escurren y gotean...
Desdichadas y podridas por darle un poco de coherencia.
¡Putas! ¡Putas! ¡Putas!
¡Eso es lo que somos todos!
