O2: después de la escuela.

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POV ____:

Tal como lo predije, me castigaron y gritaron apenas entré al aula. Debía soportar la típica sanción de tener dos baldes de agua y un palo a cada lado, manteniendo el equilibrio para que estos no se cayeran.

Al salir con las cosas, oí varias risas detrás de mí, las de mis compañeros. En realidad no era nada nuevo, mi hogar es lejano al colegio, y por más que trate de llegar a la hora indicada, siempre ocurren inconvenientes.

Suspiré agobiada.

Contaba los minutos que pasaban, aburrida, y con frío, pues mis prendas aún no secaban por completo, esto era una rutina de casi todos los días.

Estornudé exageradamente, reincorporándome al instante para no dejar caer los baldes. Ya empezaban a dolerme los brazos, y aunque hacía un frío descomunal, estaba sudando por todo lo que tuve que correr, ah... Que sensación más incómoda.

Veía el reloj de mi muñequera cada 15 minutos, y cuando finalmente pasaron 45 en total, sonó el timbre para el cambio de hora. Justamente se arrastró la puerta de la sala, dejando ver a una dupla de chicas, que caminaron cerca de mi posición, comentando bromas de mal gusto o chistes increíblemente malos sobre mí. No opiné al respecto, se me ha enseñado ser deferente, ignorar es lo mejor que se puede hacer.

Además, si me defendiera a puño limpio, por arte de magia vendrían los profesores a echarme la culpa al no haber llegado antes, y por supuesto no quería perder mi tiempo en más castigos.

Cuando terminé, las clases fueron normales, más bien monótonas, tomé mis apuntes y la materia de las asignaturas que se presentaban. Tan sólo espero que a la hora de la salida haya algo interesante.

(...)

Escuché el último timbre del día, algo emocionada recogí mis cosas para retirarme rápidamente, quería llegar a mi morada y dormir una siesta. Ah, de tan sólo pensarlo me relajaba.

Bajé las escaleras del tercer piso hasta dar con la salida, sujetaba mi bolso con firmeza para que este no se cayera o se estropeara. Cuando estaba por salir, noté como es que la lluvia volvía a largarse, gota tras gota era más intensa que la anterior. Todos los estudiantes salían con sus paraguas.

Mierda, no otra vez.

Me lamentaba por ser tan torpe al no traer conmigo alguno, sólo podía maldecir y decir groserías en mi cabeza, estaba irritada, tendré que ir de techo en techo para no mojarme demasiado, que remedio.

Luego de caminar varias cuadras, llegué nuevamente hasta la pastelería con la que me cubrí esta mañana, es notorio que la lluvia no cesaría, y lo peor es que todavía me faltaba mucho que recorrer, ME CAGO EN-

── Oye. ── Una voz masculina me sacó de mis pensamientos intrusivos. ── Estás estorbando en medio de la pasada, quítate. ── Oh, era el mismo chico con el que me encontré antes, que grosero.

── Tch, como quieras. ── Respondí ofendida, corriéndome de su camino para que pasara.

Entró sin problemas, oí la campanita de la tienda cuando abrió la puerta. Estuve cinco minutos allí esperando a que bajara un poco la intensidad del agua, me estaba dignando por salir hasta que por segunda vez, escuché la puerta abrirse.

Sin poder evitarlo, estornudé seguidamente. Avergonzada por eso tapé mi nariz, y saqué confort de mis bolsillos para poder sonarme, maldición.

Parpadeé un poco al ver que el chico pelinegro sostenía un paraguas y a la vez, una caja de tamaño mediano, extendiéndome lo primero que mencioné, ¿Qué estaba pasando...?

── Ya noté que te resfriaste. Me das pena. Ven mañana a la misma hora para devolverlo.
── Incrédula tomé el objeto que me prestó, y sin poder alcanzar a decir una sola palabra ya se había ido a la velocidad del sonido.

¿Yo...? ¿Le di pena? Creo que no hacía falta que lo dijera tan secamente. Pero que más da, puedo llegar hasta la estación de trenes sin problema, de cierta forma se lo agradezco profundamente.

🌸𓏲 ❛ 𝗗𝗲𝘀𝗰𝗼𝗻𝗼𝗰𝗶𝗱𝗼𝘀. | 𝘚𝘰𝘯𝘪𝘤 𝘹 𝘓𝘦𝘤𝘵𝘰𝘳𝘢.Where stories live. Discover now