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Desde su boda habían pasado los mejores días de su vida, hasta hoy. Un 15 de Diciembre habían recibido una noticia ellos y toda la selección.

-¿Estás bien, amigo? -Todos entraron a verlo en aquél consultorio.

-Supongo que sí -Su voz se entre cortó.

-Estamos acá para vos, tranqui -Leo se acercó y acarició su hombro.

-Gracias -Se sentó como pudo y sollozó un poco.

-Los demás no podían venir, pero estamos acá en su lugar -Acotó la (C/P).

-Muchas gracias por venir... No era necesario -Estalló en llanto y ellos lo abrazaron.

Había sufrido un dolor muy fuerte mientras jugaba en el Barça. Había decidido por su propio bien ya no jugar, aunque eso lo destrozara emocionalmente.

-Me parte el alma -Susurró ella mientras las enfermeras los obligaban a irse.

-Te juro -Germán suspiró.

-Encima dentro de poco ya es navidad, tremendo regalito -Emiliano acotó y todos asintieron.

La vista de todos se dirigió a Leo, tenía una cara larga y la preocupación era notable en sus ojos.

-¿Y si le hacemos algo en las fiestas para que se sienta mejor?

-Suena bien, ¿Quién pone casa?

-Yo -Messi acotó y todos sonrieron.

-Sos un capo -Ella lo abrazó por los hombros y siguieron ideando el plan.

Algunas semanas de planeación después.

-Hola, Ben -Le sonrió al pequeño que estaba algo deprimido.

-Hola -Levantó la mirada algo triste y ella suspiró.

-¿Puedo sentarme con vos? -El pequeño de doce años asintió- Sé que es muy difícil lo de tú papá, a nosotros también nos pegó fuerte -Se refirió a los chicos pero un tirón de la pequeña que traía en brazos la interrumpió.

Él rió al verla jugar con sus manitas.

-Siempre hace lo mismo -Quitó el mechón de sus manos y sonrió-¿Querés cargarla?

-¿Puedo?

-Obvio -Con cuidado la cargó en sus brazos, haciéndola reír- Me parece que a alguien le cae bien.

-Es muy tierna -Sonrió, quitando esa mueca triste de su rostro.

La escena era muy tierna. Todos habían venido con sus hijos y parejas para poder pasar Navidad juntos y darle una sonrisa a Sergio en su rostro nuevamente.

Lo traería Otamendi con Alejandro, pero antes les avisarían, si es que se llegaban a acordar los dos idiotas.

La puerta sonó así que Antonela fue a atenderla, lástima que no esperaba ver a Kun con los ya nombrados, ay Dios mío.

-¡Kuni! -Gritó ella mientras caminaba rápidamente a los tres- Yo me encargo, Anto.

-¡Papá! -El menor apareció detrás de ella, aún con la bebé en brazos.

-¿Cómo estás, campeón? -Estaba algo confundido del por qué estaban en casa de su mejor amigo.

-Benja, ¿Podés hacer lo posible para que no vaya afuera? -Se agachó y susurró a lo que él asintió.

-¡Vení, papá! -Lo tomó de la mano y lo guió al sofá.

-SON UNOS PELOTUDOS -Entrecerró la puerta y gritó.

¿Jugadora? [Emiliano Martinez y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora