REENCUENTRO.

4.9K 489 70
                                    

No puedo creer que después de un mes vaya a poder volver a ver a la abuela.

—Espera —le digo a Alessio mientras subimos las escaleras del edificio.

—¿Qué? —se detiene y da vuelta para mirarme —.¿Por qué te detienes? Creí que te morías de ganas por verla.

—Claro que quiero verla. Pero hay un problema.

—¿Y cuál es ese problema?

—Nosotros. Desaparezco por un mes completo y después de la nada aparezco casado ¿Cómo crees que la abuela reaccione ante semejante noticia? No puedo decirle que me secuestraste y obligaste a casarme contigo por su vida.

—Le inventaremos una historia muy romántica.

—¿Historia?

—Si, de nosotros. Le diremos que ambos ya nos conocíamos de muchos años atrás. Que nos enamoramos profundamente en los Estados Unidos. Le diremos también que tus padres ya me conocían y que me adoraban. Ahí tienes tú historia.

—¿Y del matrimonio?

—Le diremos que nos encontramos aquí en Florencia. Que ya no quisimos esperar más, que nuestro amor es tan fuerte que decidimos casarnos.

No sé si esa historia puede funcionar. No tiene sentido alguno para mi.

—No lo sé...

—Dominic, no te preocupes por nada. Tú solamente sigue mi juego y estaremos bien.

—¿Me estás pidiendo que confíe en ti?

—Eso mismo.

—No. Definitivamente no confío para nada en ti.

—Pues tendrás que hacerlo.

Comeinza a subir las escaleras de nuevo.

Carajo. Realmente espero que la abuela nos crea. No quiero causarle un maldito infarto. Suspiro y sigo subiendo las escaleras hasta estar en el pasillo en dónde estaba el departamento. Me acerco a la puerta y toco.

Estoy demasiado nervioso ahora mismo. Mi mente se está haciendo demasiadas ideas del cómo puede acabar todo esto.

Uno es con la abuela en el hospital por la impresión. Y dos es que Alessio nos mate a los dos.

La puerta se abre y nos encontramos cara a cara con mi dulce abuela.

Ahí estaba ella. Dios santo me siento feliz pero al mismo tiempo demasiado asustado.

—¿D-domimic? —sus ojos se comienzan a cristalizar.

—Hola abuela —sonrío.

—¿De verdad eres tú?

—En carne y hueso.

—¡Oh mi niño! —ella me abraza y comienza a llorar —.Gracias a Dios. Estás bien. Creí que algo malo te había pasado —me mira a los ojos, por sus mejillas estaban cayendo lágrimas.

—Aquí estoy. En una pieza.

—¿Dónde te habías metido? —pregunta —. El portero me dijo que te vió salir de noche. Que habías preguntado por la estación de policía. ¿Qué estaba pasando por tú cabeza? ¿Por qué desapareciste?

Se notaba mucho su desesperación. Me siento el peor nieto del mundo entero.

—Te lo voy a explicar todo. Pero necesito que estés tranquila.

—¿Cómo me pides eso? ¿Tienes idea de cuánto sufrí por no saber nada de ti? Pensé que te habías ido de regreso a Estados Unidos. Incluso llegué a pensar que habías muerto. Me imaginé un montón de cosas verdaderamente terribles.

De LucaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora