Capítulo 3.

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† TORONTO †

Las calles de Toronto eran hermosas, afortunadamente en aquel lugar era temporada de un clima cálido, y no había necesidad de vestir prendas enormes y calurosas.

Claro que no era su primera visita a dicho lugar, pues casi siempre era él quien acompañaba a ese alfa cuando debían salir del país por asuntos de negocios.

Ambos viajaban en un coche privado después de que el alfa mandara por separado las maletas al lugar donde se quedarían.

-¿Usted hizo la reservación en el hotel? Esta vez no me dijo nada.-

-descuida, reserve un departamento antes del viaje.-

-¿Un departamento?-

Asintió sin apartar la mirada de unos documentos que revisaba.-me estoy cansando de los hoteles. Las mismas comidas, las mismas bebidas, costos extras por productos extras. Será más cómodo así.-

En parte su jefe tenía razón, al igual que él, comenzaba a hartarse de comidas hoteleras y habitaciones que no podían silenciar ruidos ajenos a su habitación.

-¿Cuánto tiempo nos quedaremos?-

-con suerte, menos de dos semanas.-acomodó los papeles y los guardo en su maletín.-¿Podría llevarme al supermercado más cercano?-

***

Mientras su jefe se encargaba de comprar cosas para las comidas, Aori miraba los refrigeradores aún sin tener antojo de comer algo, en ellos, algunos productos que eran típicos de aquella región cercana al corazón de Toronto.

-Aori.-su jefe le hizo una seña para que se acercará.-¿Quieres algún dulce? ¿botana? ¿algunas frutas? Además de las que ya tomé.-

-no se preocupe. Así estoy bien.-

-¿Que dices si llevamos  helado de fresas con crema? Mateo menciono que te gusta mucho.-

Aquello sorprendió al Omega, Mateo era uno de los empleados más serios y distantes, solamente le había encargado helado de fresas dos veces, y de eso ya había pasado tiempo.

***

Al llegar al departamento, Aori se encargó de acomodar las cosas que se usarían en la cocina, mientras que Keith desaparecía por el pasillo con dos bolsas del supermercado.

Cuando terminó de acomodar, optó por acercarse al enorme ventanal, la vista era hermosa, sentía una tranquilidad que hace días no sentía, pero aún así el dolor de la traición aún estaba presente en su pecho.

-¿Te duele?-

-¿Disculpa?-fue entonces que el Omega se dió cuenta que su mano acariciaba suavemente su vientre.-oh no, estoy bien, descuide.-

-si te sientes mal debes avisarme, no tengas vergüenza. Por cierto, ¿ya le avisaste a tu esposo que llegamos a Toronto?-

-estaba por hacerlo.-mentira, lo que menos quería por ahora era hablar con aquel alfa.

-no te olvides de hacerlo, seguro estará preocupado. Ven conmigo, te mostraré tu recamara.-el Omega asintió y comenzó a seguir al alfa.

Al entrar a la habitación, el alfa dejo las maletas sobre la cama.-te dejaré solo un momento, acomoda tu ropa, en la noche tenemos una cena con unos accionistas.-

-entiendo.-

Tras irse el alfa, Aori soltó un largo suspiro, miro su celular y estuvo dispuesto a encenderlo, pero no lo hizo, posiblemente terminaría herido, tenía la sospecha de que eso podía pasar.

¿Si no hay amor? «OMEGAVERSE.»Where stories live. Discover now