XV

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Siempre creí que la parte más emocionante de una relación era el primer beso; el punto exacto dónde el estómago se te estruja de nervios y el corazón late fuerte contra el pecho. Aumentan de tamaño las emociones y confirmas o niegas la existencia de los sentimientos. Es una conversación entre los corazones, el silencio de la cabeza, la calma al deseo o incluso el aumento del mismo.

Y para sorpresa de nadie, estaba equivocado. Al menos en mi situación, besar a Felix fue emocionante, pero nada se compara como pasar una semana entera esperando la primera cita oficial. Estamos hablando de dar un paso en serio sabiendo lo inestable que está el suelo que pisamos.

No tengo que aclarar lo incierto que es el futuro, pero aprendí a vivir en el presente y es la mejor manera de no dejar ir oportunidades por miedo al fracaso.

Felix, por otro lado, está haciendo un gran esfuerzo por seguirme la corriente y no huir en la primera puerta abierta. Se nota su miedo, se ven sus inseguridades, pero también sé que está creciendo en la sinceridad y tratando de pelear contra sus miedos. Los cuales alguien le hizo tenerlos y aún no logro descubrir por qué.

La semana realmente pasa rápido. Oktoffee ya tiene clientes frecuentes que repiten una frase todos los días y piden sin originalidad el mismo menú en la cafetería. En la librería siguen llegando personas indecisas en busca de consejos y yo ya aprendí a decir «te presento Google, puedes abrirlo y buscar allí». La sonrisa en mis labios es necesaria para que Seungmin no me eche por mal trabajador.

El viernes antes de cerrar veo a Minho y Hyunjin salir juntos de la tienda y asumo que nos toca a Felix y a mí girar el cartel de «abierto» en la puerta.

Guardo mis cosas y me quedo un tiempo repasando que todo esté en orden con el cierre de la caja. Apago las luces de la librería y me giro hacia la puerta cuando veo la sombra de Felix apoyado en el umbral, haciendo saltar las llaves en sus manos y mirando el sol esconderse al final del boulevard. Sonrío por instinto, apenas soy capaz de controlar esa curva últimamente.

—¿Listo? —le pregunto cuando me acerco a él. Felix me mira de regreso.

—¿A dónde iremos?

Salimos de la tienda bajo la tercera revisión y me encargo de cerrar la puerta mientras Felix guarda mi abrigo en su mochila.

—¿A dónde te gustaría ir? —Me giro a verlo pensar—. Creo que el mar ya se ha cansado de nosotros, pero nunca está de más perseguir cangrejos o dibujar nuestros nombres en la arena hasta que alguna enorme araña nos amenace con una muerte dolorosa.

—No son enormes —rechista ladeando la cabeza.

—Vamos a hablar de perspectiva luego. —Rodeo su cuerpo buscando su atención y él me mira entretenido sujetando las tiras de su mochila—. En realidad, ya tengo planeado lo que haremos esta noche, así que espero que realmente no tengas expectativas porque odiaré no cumplirlas.

—Es casi imposible que no las cumplas. Dime que haremos, odio las incertidumbres.

—Eso me ha quedado bastante claro, Limón. Pero yo adoro las sorpresas.

—Genial, esta relación va cada vez mejor. —Felix sonríe al oír mi carcajada y ambos nos retiramos por el boulevard.

Y cuando digo que tengo algo planeado es que realmente lo pensé absolutamente todo. Iremos a cenar en el balcón del departamento solo porque Jeongin y Jisung decidieron gastar parte del dinero que ganaron en el primer mes en un gran edificio de videojuegos y otros entretenimientos. Hyunjin parece tener trabajo con el dibujo para el premio con Minho y el calor está bastante sofocante como para cenar alrededor de mosquitos y otras especies no identificadas.

Un verano amarillo - [Changlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora