IV

1K 109 7
                                    

Che estaba en la entrada de la mansión mirando a los guardaespaldas descargar las cosas de Kim. Aparentemente su padre le había solicitado su traslado temporal a la casa principal mientras las secuelas de la guerra se solucionaban. Sin mencionar, la inminente unión con una de las familias políticas más importantes del país.

No siempre se encontraban políticos dispuestos a ligar sus nombres comercial y públicamente a los negocios en zona gris de los Theerapanyakul. Todos querían relacionarse con la familia aristocrática y poderosa que contaba con algunos miembros de la familia dentro de la realeza, pero nadie deseaba ser relacionado con los primos de moralidad dudosa.

Vegas no estaba nada contento con esa unión. Cuando Che le preguntó a Macao al respecto, solo dijo:

-Son los primeros en huir y dejarnos a cargo del trabajo sucio. Solo quieren tener a alguien que limpie su desastre.

La otra perspectiva era que no apreciaban estar bajo las órdenes de Kim. Quien en contra de los deseos de sus hermanos mayores había tomado la oportunidad que le ofrecía su padre sin pensarlo dos veces.

-¿Estás listo para irnos?

-Sí. -Che siguió a Porsche hasta el auto tratando de no mirar a los lados en caso de toparse con la mirada de Kim. Sabía que estaba cerca de ahí, en los últimos días parecía estar pululando cerca de él. -Gracias por llevarme contigo hoy, Hia.

-No fue mi decisión.

Porsche no estaba contento con la idea de que Che conociera, de forma superficial, los negocios de la familia. Era un miembro activo de los Theerapanyakul por lo que en ocasiones se necesitaría de su voto. Tankhun también se quejó cuando la decisión les fue comunicada, mientras que Kinn y Kim permanecieron en silencio, este último comiendo su desayuno como si nada le importara.

Un guardaespaldas les abrió la puerta de la camioneta, en el interior ya los esperaba Kinn quien hablaba sin parar por teléfono.

-Chan quiere que vayas a verlo más tarde.

-¿Para qué?

-La selección de tu equipo de seguridad. No aceptaré tus gruñidos o tu muecas de disgusto. Ya no puedes seguir entrando y saliendo de la casa A tu antojo, debemos cuidar de ti.

—Ya tenía un equipo de seguridad.

—Demostraron ser incompetentes al dejarte salir de casa casa vez que se te antojaba.

—Hia...

—Sin discusión.

Che no sabía porque pero tenía una sensación amarga en la boca. Las palabras de su hermano sonaban demasiado parecidas a algo que diría Kim. ¿Tendría algo que ver con eso? Che mi siquiera lo dudaba.

Che asintió y se volvió para ver por la ventana. Sabía que no podía ganar una batalla como aquella. Todos los miembros de la familia debían ir acompañados, él no sería diferente aunque no tuviese sangre Theerapanyakul.

-Oh, Che. Te tengo buenas noticias. -Kinn colgó su teléfono dirigiéndose a él con una sonrisa enorme. -Kim y yo tuvimos una reunión con el decano de tu facultad, hizo falta una donación pero logramos conseguir que fueras admitido una vez más. Deberás comenzar las clases en unos días.

-Tienes mucho trabajo por delante para ponerte al día. Espero que no te quejes y hagas lo que debes. Kinn y Kim pelearon mucho para conseguir este puesto para ti, no desaproveches la oportunidad.

Porsche había pasado días gritando y rabiando por la decisión de Che de esperar para ir a la universidad. Usó como excusa la ajetreada vida que estaban llevando en ese momento, las decisiones de ambos hermanos no habían sido las adecuadas. Pero intentaban hacer lo mejor con lo que habían hecho.

Empecemos Otra Vez (Kimporchay) Onde as histórias ganham vida. Descobre agora