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"La llegada a Ósirys"

¿Extraño? ¿Era el lugar en el que se encontraban un lugar extraño?.

No lo sabían.

Pero algo que sí sabían, era que no se sentía extraño en lo absoluto.

El cielo en tonalidades rosáceas y amarillas, el pasto más verde que jamás habrían visto en la tierra, no se sentía como un lugar extraño.

Se sentía como regresar a tu lugar favorito en el mundo después de estar años sin visitarlo, o como volver a casa después de un largo y muy cansado viaje.

Así se sentían.

Lo cual era extraño, porque no habían estado ahí nunca, lo recordarían, estaban seguros de que así sería.

— ¿A- a dónde nos lleva? —Catherine fue la primera en atreverse a hablarle al peli blanco.

ihdho jsu girkie —le respondió.
(Ya lo sabrán)

Otra vez, ese sentimiento de familiaridad, ese que no los dejaba estar asustados del todo, ese sentimiento extraño que les permitía confiar en el desconocido de apariencia extraña frente a ellos.

El lugar parecía desolado. Por un buen rato no pudieron escuchar nada más que sus pasos, hasta que la mano del chico empezó a palpitar.

Una luz roja salía de la palma de su mano acompañada de un extraño y desesperante chillido, como una alarma de guerra.

Trek.
(Mierda.)
»Corran, sigan corriendo en esta dirección, no importa lo que escuchen o lo que vean, solo corran. —les pidió antes de desaparecer.

Así lo hicieron, corrieron por ese largo y desierto prado, no había nada más que la hierba verde que llegaba más abajo de sus rodillas.

A lo lejos escuchaban sonidos extraños, y a veces rugidos, no parecía ser un rugido normal, ni de algún animal que ellos conocieran.

—Esto empieza a asustarme.

— ¿Recién? —pregunta Alcander con sarcasmo. — ¿Podemos analizar todo un poco? Aparecieron cosas raras en la noche, aparecieron dos tipos de la nada, Cora se transformó en un lobo GIGANTE, esos tipos nos llevaron a la playa, apareció una cueva que no habíamos visto nunca en nuestra puta vida y eso que nos la pasábamos más en la playa que en nuestra casa. 

»Y ahora estamos aquí, en el día. Ah y falta lo más raro, ¿Podemos hablar de cómo esto parece no sorprendernos tanto como debería? O nos estamos volviendo aquí todos locos o no sé qué chuchas está pasando.

Nadie más habló, Doris miraba el cielo, Catherine miraba hacia atrás, y Demetrius buscaba algo en ese desolado lugar, fijó su vista en el árbol a unos metros de ellos, lo primero que veían después de correr por un largo tiempo.

Un ruido más fuerte que los otros se hizo escuchar por todo el lugar, y vino seguido de un leve temblor.

Era como si varios edificios grandes hubieran caído a la vez.

— ¿Por qué siento que ya he estado aquí? — Catherine suspiró con miedo y en sus grandes ojos grises se podía ver como varias lágrimas empezaban a caer. — ¿Por qué este lugar se me hace tan conocido?

Alcander bajo la mirada, se sentía igual, todos lo hacían. Pues sentían como si gran parte de su vida habían estado anhelando llegar a un lugar, conocerlo, y era ese, justo donde se encontraban, pero era muy frustrante para los cuatro no saber porque.

Milgar — dijo Doris, sonreía, pero sus ojos no dejaban de derramar lágrimas, una tras otra, porque al igual que Perceo su padre, ella podía recordar todo, su mente jamás dejaba en el olvido algo, mucho menos sus sueños, y esos recuerdos que le llegaban como partes de una vida pasada cuando pasaba mucho tiempo en el mar.

— ¿Qué? —Demetrius la miró — ¿qué dices?

—Hogar—respondió la joven, sintiendo como cada uno de sus sueños iban teniendo sentido ahora.

Esa palabra, esas cinco letras causaron un profundo impacto en los demás, Demetrius no pudo soportar más, el miedo lo estaba comiendo vivo, y esa sensación de estar enfermo, ahora empezaba a tenerla también.

—Hogar— repitió.

La palabra le resultaba tan asertiva como tonta.

— ¿Y ahora qué? — pregunto Alcander desesperado.

Catherine negaba mientras veía al suelo, agachando su rostro lleno de lágrimas producto del miedo y la desesperación.

Respirar se le dificultaba, todo a su alrededor se sentía pesado, y algo la alertaba, así que sin saber que, dijo

—Algo está pasando.

— ¿Algo como qué? —una quinta voz se hizo escuchar.

Todos, que estaban algo ensimismados, se alertaron de inmediato.

Un hombre de cara seria y ojos grises como el mismo humo, parecía ser algo joven, mas su cabello estaba decorado por cientos de canas que ponían en duda su verdadera edad.

—Dime Cat... Catherine ¿Qué está pasando?.

Demetrius dejo de lado su malestar y se adelantó a Catherine, poniéndola detrás de el.

— ¿Lo conocemos? —pregunto altaneramente.

—No, en todos estos años nunca tuve la oportunidad de ir a visitarlos, así que aprovecho este poco oportuno momento para presentarme; Mi nombre es Mordo, es un placer tenerlos a los cuatro aquí, en su planeta.

— ¿Nuestro planeta? —Alcander miro al hombre con recelo.

Mordo sonrió algo triste, pues se hacía una idea de lo que los cuatro debían pasar a partir de ahora, y no era algo muy agradable.

—Bienvenidos a Òsirys.

nota: Hubo un cambio en el nombre del planeta, por eso la diferencia en la imagen

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El Regreso A ÒsirysWhere stories live. Discover now