Prólogo

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Pov. Narrador

Sirvió vino en dos copas y le entregó una.

La copa era barata.

Probablemente algo que había encontrado en una tienda de descuentos.

El vino también era barato, como su apartamento y el sofá en el que se sentaban.

Como ella.

Lisa sonrió y levantó su copa hacia la suya.

-Por nosotras-dijo la mujer pelirroja.

-Por nosotras-repitió Lisa y tomó un sorbo del desagradable líquido, sin dejar de mirarla a los ojos.

Bajaron sus copas y Lisa tomó la suya, y luego las colocó en la mesa de café.

Volviéndose hacia ella, Lisa colocó su mano en la garganta de la mujer pelirroja y le acarició la barbilla con su pulgar.

El pulso de la mujer pelirroja latía rápidamente bajo sus dedos.

Su propio ritmo cardíaco aumentó y su sonrisa se volvió genuina al pensar en cómo tenía el poder de detener esos latidos.

Lisa poseía el control no solo de su vida, sino también de la suya.

Era una sensación embriagadora y estimulante.

Levantó la cara de la mujer pelirroja y está cerró los ojos.

Sus pestañas se veían largas y oscuras, cubiertas con demasiado rímel.

Siempre usaba demasiado maquillaje.

Su cabello era demasiado rojo, sus uñas demasiado largas.

Pero nada de eso era importante.

Le acarició la garganta y luego bajó sus labios hacia los de ella.

Su pintalabios era barato y la cubriría por completo, pero era un pequeño precio a pagar por la máxima emoción.

La mujer pelirroja le devolvió el beso y quiso reírse.

Le devolvió el beso con pasión, pero no del tipo que Lisa quería, del tipo que finalmente iba a conseguir.

Lentamente aumentó la presión de sus manos sobre la garganta de la mujer pelirroja.

El latido de su corazón se aceleró y sintió que se excitaba.

Apartó sus labios de la mujer pelirroja y observó su rostro, mientras presionaba sus pulgares contra la tráquea de su víctima.

Los ojo de la mujer pelirroja se abrieron de golpe, llenos de sorpresa, luego de terror e incredulidad.

Lisa lo bebió todo, saboreando el sabor.

Las manos de la mujer pelirroja, luchaban para evitar el estrangulamiento.

Pero no podía.

Lisa estaba tomando su poder.

Le estaba quitando la fuerza vital, tomándola para sí misma, aumentando su fuerza.

Dos de las uñas rojas postizas se desprendieron de los dedos de la mujer pelirroja y se cayeron.

Las manos de la mujer pelirroja se derrumbaron hacia abajo.

Lisa estaba llena a rebosar de vida, felicidad y libertad.

Al final la soltó en el sofá.

Lisa se puso de pie, sin querer tocarla ahora y miró a su alrededor, disfrutando de la energía que fluía y que había liberado.

Había tanto que experimentar y Lisa iba a tenerlo todo.

Esto era solo el principio.

Al salir, se detuvo en la puerta y miró hacia atrás.

El caparazón vacío se extendía entre las llamativas flores sin vida del sofá, incapaz de moverse de ese lugar, mientras estaba libre sin ataduras.

Doppelgänger/Jenlisa(G!P)Where stories live. Discover now