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Pov. Narrador

El último lugar en el mundo que Lisa Manoban, pensó que terminaría era en la oficina de una psiquiatra, pero reflexionó sombríamente después de que Sunmi Lee, apareció muerta al día siguiente en que soñó con matarla, realmente no tuvo otra opción.

Cuando entró a la oficina del cuarto piso de la Dra. Jennie Kim en el norte de Dallas, cruzó la habitación con determinación, como si todavía tuviera el control total de su vida y le ofreció la mano.

La Doctora Kim se levantó de detrás de su escritorio de madera pulida para saludarla, extendiendo su propia mano delgada y por un instante consideró cancelar todo.

"¡No puedes confiar en ella! Sal ahora mismo" el pensamiento era de ella, pero parecía provenir de otra persona.

La voz que a veces susurraba en su mente en momentos de gran estrés, era otra de las razones por la que tenía que confiar en esta Doctora, tenía que encontrar la manera de detener lo que le estaba pasando.

Se concentró en bloquear la voz, ignoró los sentimientos de enojo y miedo que la acompañaban.

Confesar todo no iba a ser fácil y el hecho de que fuera una mujer de su edad la intimidaba aún más, la hacía querer protegerla del tipo de cosas que le iba a decir.

Pero estaba desesperada y era la única psiquiatra, que había accedido a verla de inmediato.

Aun así, había esperado a una mujer mayor con cabello gris y anteojos.

Esta mujer era joven y delgada, con suaves ojos color marrón y brillante cabello castaño, que se balanceaba casualmente alrededor de su esbelto cuello.

La blusa de seda color melocotón que vestía, realzada las suaves curvas de su cuerpo.

Se parecía alguien a quien querría llevar a cenar, pero no alguien en quien confiaría su cordura.

-Señorita Manoban-dijo, sonriendo fácilmente-Soy Jennie Kim. Por favor, siéntate.

Su mano era suave y fría en ella, con un agarre firme pero no tan agresivo.

Su voz era igual: suave, fría y firme.

Esa cualidad hizo que fuera un poco más fácil pensar en ella como Doctora y no como mujer.

Le entregó a Jennie el formulario que la secretaria le había pedido que completara, tomó asiento en un sillón reclinable de cuero gris de gran tamaño e intentó parecer tranquila.

La oficina era espaciosa, pero las cortinas ocultaban las ventanas, provocando su claustrofobia.

Un sofá azul oscuro descansaba frente al sillón, flanqueando el otro lado de la puerta por la que había entrado.

En la esquina más alejada de la habitación había otra puerta, seguramente era una puerta privada a través de la cual salían todos los pacientes, supuso.

La oficina respiraba tranquilidad y profesionalismo.

Aparte de las cortinas cerradas, el ambiente era propicio para la tranquilidad.

-He tenido lapsus de pérdida de memoria, durante el último mes-le dijo a la Doctora Kim, yendo directamente al grano.

Jennie asintió, estudiando el formulario de tres páginas que le decía: Su nombre, dirección, número de seguro social y otra información igualmente intrascendente.

La Doctora Kim pasó a la última página, luego la dejó y se inclinó sobre su escritorio para encender una pequeña grabadora.

-¿Te importa?-ella preguntó.

Doppelgänger/Jenlisa(G!P)Where stories live. Discover now