Celos -EDITANDO-

Capítulo 11

México.

Tenía que dirigirme donde Usa sabía que había comenzado el plan de Perú, no sabía cuál era pero comenzó.

Bolivia me dejó ir, diciendo que detendría a Chile pero no intervendria en una pelea que no iba a ganar.

Él en serio que no le importa nada, pero para qué enojarme con él, escapar siempre es su fuerte.

Intente llamar a Usa pero no contestaba, hijo de su pura madre necesito que me conteste, él no tiene ni idea de lo que está pasando ahora; espere su llamada dentro de un buen tiempo mientras me dirigía al territorio de Urss. Sabía que no era el momento de verlo pero debía intentar advertirle y que él me escuchara.

Estaba cerca, intentaba ordenar mis pensamientos de como decirle a Urss. Podría empezar como...

"Ey Urss estas siendo controlado por mi hermano pequeño que al parecer él te esta usando como venganza mía por haberle matado en el pasado, y si no te detienes ahora puede que él acabe con el mundo"

Ja ja ja, me río para no llorar.

Me tomaría por loco y solo seria una burla, tal vez ni siquiera me preste atención y me echará como siempre lo hace, pero debo intentarlo,  sino tendré que ir con Usa quién es él menos indicado para escuchar sobre la opinión de otros.

Llegué, estaba en su propiedad. Tuve que avisarle al guardia a que me dejara entrar.

—Tengo una reunión con Urss.

El soldado me miró extraño, pero me dejó pasar supongo que aún soy bienvenido aquí, todos en la mansión sabían de mi relación con Urss, la cuál era la de nada más un juguete. Me sigue aún molestando el hecho de no tener ningún respeto aquí, me miran como si no fuese nada.

Entre a la mansión.

Y me quedé atónito por lo que vi, todas las cosas de Urss estaban siendo empacadas por sus empleados se sentía la tristeza alrededor esperaba lo peor, tao vez Perú ya había empezado a moverse.

Corrí a la oficina de Urss.

No había nada, ni sus pinturas colecciones de libros nada, excepto su escritorio todavía había esperanza.

Si lo estaba en su oficina él único lugar que debía estar era en su dormitorio él lugar más sagrado para él donde sólo tuve una oportunidad de estar ahí.

Respire profundo, abrí la puerta.

Esperaba encontrármelo a él parado frente a su gran ventana mirando el gran jardín que tiene y perdiéndose en sus pensamientos, pero solo vi a  un hombre descansando en su cama inyectado junto a una máquina esperarando su muerte.

—¡Urss! ¿¡Estas bien¡? ¿Qué tienes?

Me miró y frunció el seño.

—¿Qué haces aquí?

—Quería conversar contigo, pero ¿Por qué estas así? ¿Fue Perú el te hizo esto?

Estoy preocupado que pasó con él.

—¡No hables de él así!

Con un poco de sus fuerzas me recriminó, y yo no me lo podía creer que siga pensando en él.

—Urss... ¿Por qué piensas en él todavía?

No respondió por un tiempo y eso me decepcionó.

—No lo entenderías.

Respondió él.

—Urss, necesito que es escuches lo que sea que Perú esté haciendo no lo hace por ti, él hace todo esto por...