Gloria se enfadó más por llamar tan tarde que por decir que quería estar con mi novio. Reconozco que, dentro de la impulsividad, hice bien en avisar sobre dónde podía encontrarme. Además, me prometió que diría a mi padre que pasaría la noche en casa de Emily (de quien me aproveché demasiado de su teléfono).
Problemas resueltos.
Metí las pizzas en el frigorífico, me cuestioné cinco veces si Ned Flanders aprobaría mis conductas y me acerqué a la puerta del baño. Mi estómago estaba en modo centrifugado. Hasta Káiser me miró con pena o eso intuí.
Escuché el sonido del agua corriendo. Tragué saliva con dificultad, respiré hondo y piqué la puerta. No obtuve respuesta.
—Will —le llamé—. Quería preguntarte si...
—No te oigo muy bien —habló por encima del sonido del agua—. Entra si quieres, no me importa.
Eso era lo que pretendía. Abrí muy despacio y me deslicé al interior del cuarto de baño. Distinguir su silueta a través de la mampara de la ducha.
—¿Hay algo tan importante que no podías esperar?
Me abracé a mí misma, con los ojos como platos e inquieta. Tenía los labios entreabiertos, temblando. Cada vello estaba erizado y daba golpecitos con el pie para paliar la ansiedad creciente en el estómago.
—¿Puedo ducharme contigo?
Me tomó un segundo decir aquello; sin embargo, mis palabras sonaron extrañas, como si el vapor y las paredes de mármol pulido las deformaran.
—Lo mejor es que no —respondió. El agua amortiguó su voz, pero percibí la seriedad.
No me esperaba esa contestación, tal vez porque deseaba un ¿qué haces ahí todavía? Will había sonado antes tan juguetón hacía solo unos minutos que no supe cómo proceder.
—Yo pensaba que tú... —Me detuve, asimilando el rechazo.
—Si entras, no voy a poder solo ducharme —dijo en un tono pausado, casi de advertencia—. No pienso sentirme como si te presionara y tampoco permito que una chica haga algo de lo que no está segura.
Tragué duro y mi estómago se contrajo otra vez. Nadie me había enseñado a cómo comportarme en aquella situación.
Abrí la boca, aunque decidí callar y actuar. Me quité las botas largas y los vaqueros. Cuando me saqué la sudadera, me quedé únicamente con las bragas. Intenté esquivar mi reflejo en el espejo, pero este me robó la atención. Mierda, ¿por qué tuve que ponerme la ropa interior de fresas? Además, los defectos resaltaban bajo esa luz. Will había visto docenas de chicas con más pecho, menos vello y sin estrías. Me sentí estúpida, no iba a dejar que mis inseguridades vencieran. Exhalé de forma breve y sonora.
Aún con las bragas, me acerqué a la ducha y deslicé la mampara. Examiné su espalda, hombros anchos y torso largo, reluciente por las gotas de agua. Me invadieron muchas emociones, pero una ganó a las demás: sorpresa.
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Hecha de Estrellas (TERMINADA, editando borrador)
Teen FictionAunque estudian en el mismo instituto, Aurora y Will son de mundos distintos. Sin embargo, hay algo que les une: la venganza contra sus ex. ¿Qué es lo que pasa cuando a la chica buena le toca sentarse al lado del chico malo en la clase de Biología...