01

624 45 4
                                    

Aún recuerdo la sonrisa que me disté cuando te entregué el regalo que había comprado mi mamá para ti. En ese entonces usabas frenos, y tenías tu corto cabello castaño oscuro con un brillo que daba en él.

Traías puesto un pantalón negro y un horrible suéter verde con un estampado de un balón de fútbol, y sé que pasaste mucho tiempo esperando a que me disculpara por haberme burlado de él frente a ti, y perdón por no haberlo hecho, pero ese suéter era realmente feo, no entiendo por qué no lo quemaste antes.

Era tu doceavo cumpleaños, un sábado doce de diciembre.

Esa fue la primera vez que te vi, y no, no me pareciste linda ni me llamaste la atención de esa manera.

A pesar de que era tu cumpleaños, no había muchas personas, solo mi mejor amiga Hailee, tú, y yo. Supongo que todos te caían mal y por eso no quisiste invitar a nadie, bien pensado querida.

Pasaste toda la tarde contándonos la rutina de tu pequeño hurón llamado Tiburoncín, ¿y sabes algo? han pasado doce años y sigo sin entender en qué estabas pensando cuando lo nombraste así.

Comiste sándwiches de atún con aguacate, aún recuerdo que amabas el aguacate y el guacamole, recuerdo que lo llamabas "la mejor creación del universo", no entiendo cómo es posible que te gustara tanto eso.

Cualquier niña de tu edad habría pedido, no sé, una muñeca, una bicicleta, o unos de esos tenis que si pisabas con fuerza soltaban luces de colores.

Pero pediste una máquina de hacer helados, para hacer helados de atún con aguacate.

¿Qué clase de niña pide una máquina de helados para hacer helados de atún con aguacate?

Eras rara.

Y esa es la primera razón por la que te odio.

Tenías gustos raros, hacías cosas que a nadie se le ocurría hacer.

Te odio por haber sido diferente.

Te odio por haber sido diferente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
12 𝑹𝑨𝒁𝑶𝑵𝑬𝑺 [JENNA ORTEGA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora