08

199 31 0
                                    

Eras la única persona con la que me sentía libre.

Entendías mis chistes, mi sentido del humor, a veces ni siquiera necesitábamos palabras, solo miradas.

Mi hermano menor solía creer en la leyenda del hilo rojo del destino, y lo pongo en pasado porque ya tiene casi veintitrés años, no creo que siga creyendo en esas cosas.

Creía que las personas destinadas a conocerse tenían un hilo rojo atado en sus dedos, el cual nunca desaparecía y permanecía atado a pesar del tiempo y la distancia.

No importa si tardabas años en conocer a esa persona, ni el tiempo que pases sin verla, el hilo puede estirarse o tensarse, pero nunca se romperse. Debo aceptar que por un momento creí que la leyenda era verdadera.

Me habría gustado que tú fueras mi hilo rojo.

Me resultaba increíble tener a alguien como tú en mi vida, congeniábamos tan perfectamente que no creía que fuera real.

Porque no existía ninguna otra mujer con la que quisiera estar, con la que quisiera compartir mi vida como lo hice contigo, te amaba, de verdad lo hacía.

Y esa es la octava razón por la que te odio.

Me entendías como nadie más lo hacía, estábamos hechos la una para la otra.

Te odio por haber sido justo lo que necesitaba.

Te odio por haber sido justo lo que necesitaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
12 𝑹𝑨𝒁𝑶𝑵𝑬𝑺 [JENNA ORTEGA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora