24. Lindo hasta la pubertad

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—¿Qué es eso? —preguntó Andrew, viendo la caja entre mis manos

—Un Xbox—dije

Analizo la caja con la mirada y luego me miro a mi.
Era extraño como me había ignorado por días y ahora era el mismo tonto con la mirada arrogante.

—¿De donde lo robaste?—preguntó, apoyándose en el marco de la puerta de su casa. Tenia un pantalon a cuadros y una camiseta de Nirvana.

—Lo gané idiota–mientras llorabas, quería decirme pero no era tan cruel—.  Es para ti. No tengo idea como funciona y mi hermano tiene uno. Asi que tómalo o lo tiraré a la basura.

No iba a hacer eso. Principalmente porque tenia cerebro y si el no lo queria, podría venderlo en linea. No quise pensar demasiado por que lo hacia, o porque le daba un regalo si lo odiaba, pero intente creer que era el pago por el vestido. Porque si, el enviaba el monto del recibo cada mañana.

—Qué rara eres—respondio, me harté y lo empuje hasta su pecho para que lo tomara demonios qué difícil era ser cortés con el.

Me di la vuelta y caminé unos pasos para cruzar la calle a mi casa.

—Jane. Ven aqui—dijo Andrew detrás de mi. Sonrei para mi misma, su madre no le perdonaría dejarme sin pasar. Cuando yo habia venido de buena voluntad.

Y porque quería saber quien era la chica de la tarde. Con la que charlaba.

—¿Me hablas a mi?—pregunte y me señale. El puso los ojos en blanco y entró a la casa dejando la puerta abierta.

Apagó la musica de su estero cuando entre y dejó la caja del Xbox en una mesa de la sala. Me miro y luego se quedo quieto. ¿En serio? Había estado aquí desde que naci.

—Uhm—murmuró y lo mire. Porqué el estaba ahí. Y yo no sabia que hacer.

—¿Uhm?—dije al mismo tiempo que el dijo

—Gracias.

Sus ojos se abrieron como platos y apreté los labios para no reir. Porque el estaba todo rojo por eso, y jamas había dicho gracias en serio. Como ahora, y el lo sabia. Por eso me dejo sola en medio de la sala, recogió el Xbox de donde lo había dejado y desapareció camino a las escaleras.

♡♡♡

—¡Repitelo!—grité desde la puerta de su habitacion, mientras el instalaba el Xbox. —. ¡Ow Vamos Andrew se que puedes decir eso de nuevo!

No me miro, y me ignoro por unos minutos mientras yo reia por lo infantil que era, me rendi eventualmente. Y mire a mi alrededor. Habia cambiado desde que subi por última vez hace como 6 años. Cuando el no era tan idiota y me dejaba jugar con sus legos, luego crecio y la pubertad se llevo su humanidad.

Era todo blanco y gris. Su habitacion tenia una ventana hacia su patio trasero y algunos libros sobresalian de su repisa alta y un libro estaba en el suelo con una toalla.

La levante con disgusto y busque un lugar para colgarla, no estaba precisamente desordenada, pero obviamente habia pasado aqui dias, considerando las latas de cerveza en el basurero y la computadora en el pie de su cama.

—No toques mis cosas Janny—ordenó, mientras yo miraba encima de una repisa con fotos y medallas.

—¿Como..

—Puedo verte desde la pantalla—dijo, tomando prendiendo el televisor que era mas grande que su cama.

—¿Quién era la mujer con la que estabas hoy?—pregunté, el no me miro pero se sentó en el suelo con las rodillas cerca su cara.

Atrapando a RomeoWhere stories live. Discover now