Perdidos [Peter Pan] ✓

Capitulo nueve

Bienvenido a Nunca Jamás

Peter Pan disfrutaba de la noche en su isla hasta que siente que alguien ingresa a su territorio. Su mano derecha se acerca a él conociendolo casi a la perfección.

—¿Están aquí? —dice en un susurro, su líder asiente con una sonrisa de satisfacción—. Todo va de acuerdo al plan de Isabella —Pan frunce el ceño ante la mención de la chica—. Vamos a necesitarla y lo sabes.

—Sigue con el plan —rueda los ojos y va a ver a su niña perdida.

Al estar frente a su tienda el orgullo lo hace dudar. ¿Debería entrar o no? ¿Ella lo dejará o lo golpeará?

—¿Pan? —ambos se sorprenden al verse pero lo ocultan con sus máscaras de indiferencia y frialdad, "pésima jugada" diría Merlín—. ¿Qué haces aquí?

—¿Sabías que vendría? —evitan sus ojos como evitar un problema grande y difícil de resolver.

—No, escuché que alguien se acercaba y como nadie entró pues… —deja las palabras en el aire, un silencio incómodo los acecha hasta que decide hablar de nuevo—. ¿Es hora?

Él asiente.

—¿Vas a ayudarnos?

—Solo si no estás tú —cruza sus brazos, mira sus botas, luego el cielo estrellado, pero en ningún momento mira sus ojos esmeraldas.

—Espera en el campamento entonces —y desaparece, lo último que Isabella ve es un Peter Pan molesto.

Decide ir al campamento como él se lo había dicho, no le queda demasiado lejos así que al poco tiempo llega al lugar en donde se desarrollaría el maléfico plan. Todos están en sus posiciones, algunos chicos listos para iniciar con la fiesta en cuanto llegara el momento. Y los otros persiguiendo a Henry y al niño perdido fugitivo.

—Isabella —la llaman sus no amigos, aún no se sentía segura de tener amigos, jamás los había tenido y jamás había planeado tenerlos.

—Ron, ¿sigues vivo luego de esa flecha en tu pierna? —ríe llamando la atención de los demás chicos, una risa femenina en la isla es algo que no se escucha todos los días.

—Quisiera disculparme pero las reglas de Pan no me lo permiten —un adolescente se acerca al grupo y se une a las risas.

—¡Oigan! —Un niño perdido llega al campamento y exige la atención de todos—. Pan y el resto ya tienen al niño.

—Pronto estarán aquí —Isabella se pone en el centro del campamento con la atención puesta en ella ahora—. Ustedes busquen sus cosas para la fiesta de bienvenida —señala a un grupo reunido a un lado suyo, estos asienten y obedecen.

—¿Hace falta más iluminación? Fred y yo podemos encargarnos de eso —habla uno como quien pide permiso a su madre.

—Tienes razón, necesitamos más antorchas —los dos chicos asienten ante la orden de la niña perdida— .Tú, dile a Pan que todo está listo —el niño informante asiente y corre fuera del campamento.

«El juego está por comenzar» piensa la de ojos tan salvajes como los de un depredador.

ISABELLA

Según mis cálculos Pan estará aquí en un par de minutos, no más de seguro. Quiero terminar con todo esto y no sé, tal vez construirme una casa del árbol junto a la cascada, obtener un bonito jardín de flores, y vivir feliz en Nunca Jamás lejos, muy muy lejos de Peter Pan.

—Isa —la voz de Sam me hace girar a verlo—. Están aquí.

Los chicos me miran esperando mi señal, asiento de modo cómplice y ellos se ponen en posición. A los segundos llegan los últimos invitados a la fiesta.