Capitulo trece

1.5K 124 65
                                    

Sálvame







Me despierto en el medio del campamento. No hay nadie, ni un solo niño.

—Isabella —Pan me llama, pero no sé dónde está—. Isabella, ayúdame.

Necesita mi ayuda. Demonios. ¿Dónde está?

—¡Peter! ¡¿Dónde estás?!

Mi corazón se hace pequeño al no escucharlo de nuevo.

—¡Peter! ¡Dime algo!

Nada. Ya no escucho su voz. Ya no lo siento cerca.

—¡Peter! ¡Por favor!

Demonios. ¿Dónde estás, Peter?

—Isabella, ayúdame —aparece en el suelo frente a mí, su rostro se ve pálido y sus expresiones reflejan dolor y sufrimiento.

Como dijo Wendy Darling, Pan está agonizando.

Corro y lo tomo en mis brazos.

—¿Qué hago? ¿Cómo te ayudo? —toco sus mejillas, están frías, su respiración se hace cada vez más lenta y pausada.

—Dame tu corazón —dice con voz débil, sus ojos se cierran poco a poco.

—Pero...

—Sálvame, Isabella, sálvame.










—¡No, Peter! —me despierto en mi tienda con mi respiración acelerada.

Huh, fue un sueño. Solo fue un sueño... un sueño que podría hacerse realidad.

¿Henry se habrá despertado?

Me levanto para verlo..., pero no está. Su cama está vacía. No Henry... ¡Demonios!

Me pongo mis botas lo más rápido que puedo y salgo de la tienda en dirección a dónde se desarrollaría la escena de lástima. Sam está dormido a un lado de la tienda, pobre chico, no quiero despertarlo.

En la serie lo hizo Wendy pero Pan tuvo la idea de que yo tomara su lugar.

Pero me dormí.

¿Me habrán esperado? ¿O llamaron a la rubia?

Corre, Isabella, corre.

Mi pecho arde de tanto correr. Hasta que veo el camino que lleva a la cueva en dónde sucedería todo el drama.

Entro lo más rápido que puedo pero no está nadie más que Darling.

¿Por qué siempre las rubias?

—Oh, ¿quién eres tú? —se levanta de la cama, pero no se acerca a mí. Las Wendys baratas siempre temerosas. Las reales siempre temerarias.

—Soy Isabella —observo el lugar con detenimiento.

—Tú eras de quien Pan hablaba, llegaste tarde —me mira con lástima.

Esta perra. Detesto que me miren con lástima. Pan me las va a pagar el triple ahora.

—Mhm, Wendy Darling, ¿y no te dijo, por casualidad, de lo que soy capaz? —puedo asegurar que mi mirada luce más cínica de lo normal, pues la rubia retrocede un paso a pesar de estar como a dos metros lejos de mí.

—Lo dejó en claro, pero no me hagas daño —levanta sus manos intentando mostrar su inocencia—, yo solo quiero un lugar cómodo para dormir al menos una noche.

Perdidos [Peter Pan] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora