Perdidos [Peter Pan] ✓

Capitulo diez

No sé necesita ser un héroe para amar

ISABELLA

Voy a vengarme de Peter Pan. No soy una mala persona, pero no me gustan las traiciones, ni las mentiras. Esas cosas no se perdonan, jamás lo hice ni jamás lo haré.

Mi madre solía recordarme lo desgraciada que era. Esa mujer siempre me ha necesitado y eso siempre me ha servido. Si, era un infierno estar en esa casa, pero también era un infierno para ellos estar conmigo. Ser menospreciada a pesar de mi ingeniosa mente me hizo orgullosa. No tener a nadie que me dé afecto me hizo solitaria.

Ellos me convirtieron en lo que soy. Una maldita loca, calculadora y con una capacidad increíble para manipular las acciones de otros, meterme en sus mentes y jugar conociendo cada movimiento. Me gustan los juegos.

No dejo a nadie entrar, por eso no tengo amigos, ni novio, ni una bonita familia unida. Solo estoy yo, nadie más.

Soy débil y frágil por dentro, pero por fuera soy indestructible. Puedo llorar, pero no dudar en planear una venganza perfecta aunque me tarde años.

No es mi culpa. No me gusta ser así.

¡Ellos me hicieron así!

Y en esta isla así se sobrevive.

—¿Isabella? —Henry se acerca a mí intentando evitar a los chicos y sus barrotes.

—¿Te gusta?

Su sonrisa inocente y feliz me causa satisfacción como cuando todo sale como querías.

—¡Me encanta! —observa a los chicos saltar y golpear los barrotes, luego me mira sonriente—. Cuando mi familia venga por mí voy a extrañar esto, Pan dice que no vendrán pero yo sé que sí.

—Creer o no está en tí, solo te aconsejo no ilusionarte —su sonrisa se borra al oír mis palabras, tengo una genial idea—. ¿Quieres conocer la isla?

—Pero es de noche —me mira con miedo.

—Las mejores cosas se ven en la noche —me mira no muy convencido.

Si tengo miedo, pero Pan siempre está cerca, después de todo no dejará que algo le pase al niño que tiene el corazón que necesita.

—Pero Pan…

—No dirá nada —lo tomo del brazo y lo guío fuera del campamento cuidando de que nadie pudiera vernos.

La oscuridad de la isla me hace dudar, pero ya qué.

—¿Isabella?

—Mhm —muevo algunas plantas  para facilitarnos continuar nuestro camino.

—¿No tienes familia? —Sus ojos inocentes se clavan en mí.

—No me quieren ahí —su mirada me insiste en más información—, mis padres me odian por existir y mi hermano es... un demonio.

—¿Y amigos?

—Solo Freya, ella era mi mejor amiga —subo a una roca y le ofrezco mi mano para subir—. Por ella soy una buena persona, sabes, ella me enseñó todo lo bueno que conozco.

Sonrío al recordarla. Henry me mira agradecido por ayudarlo. Su mirada ahora busca lo bueno en la situación cuando en realidad no lo hay.

—¿Y no la extrañas?

Miro al cielo estrellado pensando en ella.

—Por supuesto que sí.

Mis ojos amenazan con dejar salir lágrimas, pestañeo un par de veces y guío a Henry un poco más alto.