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claramente no estaba en sus planes encargarse de atender un restaurante de almuerzos rápidos durante la medianoche justo antes de cumplir los gloriosos veinte años, que todo joven debería aprovechar para festejar la juventud. no era tan malo, si lo pensaba bien, la jornada laboral se adaptaba excelentemente a su horario vespertino universitario, además de generarle ingresos extras para comprarse aquellas camisetas de fútbol que siempre lo tenían babeando cuando pasaba por los estadios de la ciudad.

recuerda la noche en la que sergio, al chico que considera su inseparable amigo, le rogó entre lagrimillas y quejidos que tomara el puesto nocturno del restaurante de sus padres porque necesitaban aumentar las ventas. no había manera de negarle el pedido a sergio: era su amigo más indispensable y no entraba en su corazón la idea de no hacer algo por el chico que siempre lo apoyó en las buenas y en las pelotudeces; y, principalmente, porque nunca se callaría hasta que el "sí" salga de su boca.

no le gusta quejarse de lo que termina realizando por cuenta propia, después de todo es lo que ha decidido luego de pensarlo mucho; pero definitivamente no se puede quejar del pequeño trabajo del que ahora se encarga, porque sergio se aseguró de darle la mayor comodidad para trabajar a altas horas de la noche: tiene un televisor colgado sobre la pared con señal de cable para ver cientos de canales extranjero y un paquete especial mensual para ver las repeticiones de los partidos de las ligas más importante del fútbol de europa, también se aseguró de no molestarlo cada mañana en la que se retiraba a dormir para dejarlo descansar lo suficiente (leo apreciaba tanto esto teniendo en cuenta lo mucho que le gustaba a sergio llamarlo temprano por las mañanas).

leo no podía dejar de mover su pie con alegría cuando se sentaba en el borde del gran mesón de la cocina que daba hacia el comedor cada vez que veía las repeticiones completas de los mejores partidos del paris saint-germain. obviamente omitía aquellos apretados empates y las pocas derrotas que el equipo experimentó en algunas ocasiones, quería mantener la alegría que sentía cuando su equipo favorito goleaba sin piedad alguna al resto de equipos de la liga francesa que no pueden vencer al mayor club del país. oh, y como adoraba verlo al joven estrella de francia, kylian mbappe. su pecho se llenaba de un orgullo inexplicable combinado con la adoración platónica que sentía por el jugador, que dejaba a la luz en la presumida sonrisita que se dibujaba en su rostro, cuando el joven francés metía goles tras goles contra un solo equipo, cuando gambeteaba por izquierda con la velocidad que lo hace imparable y no podía evitar chillar de emoción, cuando en diferentes ángulos de la cámara mostraban los increíbles goles que encajaba sobre el ángulo de la red. disfrutaba de su tiempo sin clientes, donde el tiempo libre le permitía fantasear un poco sobre conocer a su jugador favorito en el planeta.

leo siempre ha sido creyente del equilibrio y el balance sobre todos los ámbitos de la vida, por eso, sus mejores emociones son equilibradas con un pequeño sentimiento amargo que aparece cada vez que ve al jugador que más -o quizás al único- le desagrada del equipo. el brasileño delantero con el dorsal diez ha podido quitarle la sonrisa que kylian ha puesto en su rostro en cuestión de segundos; nunca entendió muy bien la razón de su desagrado por neymar.

pensó que en algún momento se dejó llevar por la opinión general del público parisino, después de todo los hinchas no eran los que más amaban al sudamericano; también creyó que era por la impresión exagerada que daba a través de la televisión, cuando se tiraba sobre la cancha por minutos cuando lo barrían y la repetición demostraba las faltas que no parecían ser graves, pensaba que era un exagerado y que era puro teatro. alguna vez pensó que es la natural rivalidad que existe entre su país y el del brasileño cuando de fútbol se trata. pero todavía no sabe cuál es la razón en concreto.

un chasqueo sale de su boca cuando la escena de neymar bailando después de meter un gol aparece en la televisión, había visto tantas veces esa escena cada vez que repetía el partido que la corta coreografía se había grabado en su cabeza, molestándolo hasta la cólera por saberse de memoria los bailecitos irritantes del jugador número diez.

compartir; neymarWhere stories live. Discover now