Mi forma de vida (deathpuss-Muerte x gato)

Estoy medio vivo en mi lucha por sobrevivir sin ti

Preparen sus lagrimitas jjj
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La última parada de la brigada había sido en un imperio de oro, que parecía que podría haber pertenecido al rey Midas antes de su desafortunada muerte por autosabotaje, un reino mucho más grande y poderoso de lo que Far, Far Away jamás podría soñar ser, ahora empapado en fuerte nevada.

La muerte los había seguido todo el camino, y él estaba sufriendo.

Se sentía cansado, incapaz de viajar sin problemas a través de las sombras como solía hacerlo. Descubrió que a veces tenía que arrastrar los pies y sentarse durante los descansos cuando lo hacía el campamento. Se encontró incapaz de curarse como solía hacerlo, constantemente llevándose una mano al hocico para sentir esas líneas irregulares debajo de su pelaje. Estaban mejorando, muy lentamente.

Todo lo que podía hacer era absorberlo. A lo largo del resto de su viaje, se libraron breves escaramuzas y asedios rápida y ferozmente contra cualquier oponente con el que se toparon. La muerte vio cómo el Gato luchaba con dignidad y vigor mientras su nombre se esparcía en las lenguas de sus rivales como una conflagración, y estos huían, porque sabían que no podían ganar, no contra el mismísimo campeón del diablo.

La muerte solo intervendría si tuviera que hacerlo, cuando Gato no se percatara de una flecha que se aproximaba, o cuando la embestida de espadas afiladas fuera casi demasiado para él. Podía derribarlos, cortar sus cuellos desnudos, tropezar con sus pies y marcharse sin dejar rastro, tal como le gustaba. Era una trampa sucia, por supuesto, pero era rara, ya que Puss se las arreglaba muy bien. De hecho, parecía estar disfrutándolo.

Si iban a ser arrojados a una guerra, es posible que se hayan divertido un poco con ella. En un momento particular, al final de un asedio, el Gato estaba de pie entre los escombros, bañado en carmesí, apenas respirando, con la espada apretada con tanta fuerza en la mano que ninguna fuerza lo suficientemente poderosa podría arrancarla.

"¿Cómo te sientes?" La muerte susurraría mientras lamía la sangre caliente que goteaba de su pelaje, sangre que no le pertenecía.

“Vivo”, respondía Gato, sin aliento. La muerte zumbaba con una sonrisa.

El miedo en los ojos de Kitty mientras Gato regresaba tambaleándose al campamento, con la capa desgarrada, el rojo estropeando su pelaje rojizo, sano y salvo... Qué hermoso espectáculo.

Por mucho que a la Muerte le desagradara ver a Gato tan confiado en sus movimientos, casi sintió... orgullo. Gato estaba mejorando, más preciso, más profundo con cada corte de su espada. estaba aprendiendo Pero aún necesitaba ayuda de vez en cuando, ayuda que a la Muerte no le importaba ayudar. Fue el trato de su vida para ambos. Puss siguió viviendo como la leyenda, moldeado nuevo por las frías manos de la Muerte, que pudo observar desde las sombras. La muerte se sentía poderosa, incluso si no necesitaba revelarse a los enemigos. Los mortales sabían que estaba cerca, escucharon su silbido, le temían tanto como antes, así que sería una peste menos de la que preocuparse...

… A diferencia de los dioses, desafortunadamente, que no podían tener suficiente de ellos, y lo estaban poniendo nervioso. Si escuchaba lo suficiente, podía escuchar los susurros de los rumores en el viento, podía ver a los mensajeros y los animales del bosque observando cada uno de sus movimientos como paparazzi. Tuvo que ahuyentar hadas, fantasmas y ángeles disfrazados de palomas más veces de las que realmente podía contar.

Hizo que las interacciones entre él y el Gato fueran bastante incómodas, por los breves momentos que estarían juntos. Parecía que alguien siempre estaba mirando, siempre husmeando. Los dioses eran tan hipócritas. Podrían tener tantos mortales como quisieran, pero los cielos no lo permitan, se encontró interesado en uno. Al menos cuando salieron del bosque y entraron en el nuevo reino, parecieron retroceder un poco y finalmente pudo tener algo de privacidad.