acto 4 Los poderes psíquicos

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Shirou encontró cierta tranquilidad en el hecho de que los orkos estaban entretenidos con los estadios que había creado, mientras su imperio seguía expandiéndose. A pesar de ello, todavía había algo que le preocupaba profundamente: su relación con Shidou y su negativa inicial a permitirle entrenar sus poderes psíquicos. Ahora que había observado a Shidou entrenando y hablando con Lisa, se daba cuenta de que había cometido un error.

Decidió enfrentar la situación directamente. Se dirigió a un tejado donde Lisa y Shidou estaban conversando después de su entrenamiento. Quería entender mejor las razones detrás de su decisión de entrenar a Shidou y aclarar su propio error.

La pequeña Shidou preguntó con timidez:

-Señorita Lisa, ¿puedo hacerte una pregunta?

-Claro, Shidou, dime - respondió Lisa con dulzura.

-¿Por qué mi papá no quiere que me entrene? - preguntó Shidou con una pizca de tristeza en su voz.

Shirou, oculto a la vista, escuchó atentamente las palabras de Shidou. Las palabras de Lisa le recordaron las veces que Rin le había regañado por descuidar su propio bienestar.

-Bueno... - comenzó Lisa, acariciando el cabello de Shidou con ternura - tu padre es alguien que se preocupa mucho por ti. A pesar de su poder, sigue siendo joven. A veces, las personas que quieren proteger a los demás también necesitan ser protegidas. Tu padre quiere asegurarse de que no seas una carga para él. Por eso, es importante que seas fuerte, para no tener que preocuparse por ti.

Shidou asimiló las palabras de Lisa con una sonrisa decidida:

-Quiero ser fuerte para poder proteger a papá. Aunque no le guste la idea, seguiré entrenando porque es lo que quiero. No quiero que le pase nada malo.

Las palabras de Shidou afectaron profundamente a Shirou. Se sintió culpable por haberla regañado y por no haber considerado sus deseos y motivaciones. Después de que Shidou se fue y Lisa se preparaba para partir, Shirou bloqueó su camino.

-Lisa, ¿qué haces aquí? - preguntó Lisa, manteniendo su compostura a pesar de la mirada intensa de Shirou.

-Quiero hablar contigo sobre el hecho de que me di cuenta de que sigues entrenando a Shidou a mis espaldas - admitió Shirou, acercándose a Lisa con determinación.

Lisa no retrocedió, manteniendo su postura firme. Ella conocía el poder de Shirou pero no iba a dejar que eso la intimidara.

-Entiendo que estés molesto, pero Shidou está haciendo un progreso asombroso. Solo quiere protegerte, ¿no lo ves? ¿O eres tan egoísta que prefieres hacer todo por tu cuenta? - respondió Lisa, desafiante.

Shirou se quedó en silencio, reflexionando sobre las palabras de Lisa. Sus acciones habían sido egoístas y mal enfocadas.

-Todo lo contrario, Lisa. Estoy aquí para agradecerte por seguir entrenando a Shidou y para pedirte disculpas por haberme metido en su camino - admitió Shirou, bajando la cabeza en señal de remordimiento.

Lisa quedó sorprendida por esta respuesta. No se esperaba que Shirou reconociera su error de esa manera.

-Está bien, Shirou. No hay problema. Pero siento que esto no es todo lo que quieres decirme, ¿verdad? - preguntó Lisa con una sonrisa, notando que había algo más en la mente de Shirou.

-Tienes razón, Lisa. Vengo a ti con una petición. ¿Podrías entrenarme para usar los poderes psíquicos? - dijo Shirou, arrodillándose ante Lisa.

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