acto 6 magia eldar

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Shirou había aceptado el trato de Zoru. Aunque tenía expectativas muy bajas de que Zoru pudiera lograrlo, no porque no le tenía fe, sino porque lo más probable es que no tuviera circuitos mágicos. Aunque, claro, tampoco se tenía mucha confianza en sí mismo en términos de magia; en su época, él pertenecía a la clase baja. Ahora, con más de 200 circuitos mágicos, tal vez podría ascender a la clase alta.

Sin embargo, primero Zoru le enseñaría a Shirou acerca de las habilidades psíquicas de los eldars. Shirou había llegado al lugar de reunión, una montaña cercana, y Zoru había llegado a la hora exacta, como era su costumbre.

- Bueno, ¿y bien, quién va a estar al otro lado primero? - decía Zoru, frunciendo el ceño y manteniendo un tono serio en todo momento.

- Me gustaría que tú seas mi compañero primero - decía Shirou algo nervioso, ya que no había tenido tiempo de elaborar una "clase para Zoru".

- Está bien... ¿sabes volar, verdad? - preguntó Zoru, sorprendiendo a Shirou debido a la total naturalidad con que lo dijo.

- No, es decir... ¿eso siquiera es posible? - decía Shirou intrigado pero, más aún, entusiasmado por la idea de poder volar.

- Sí, se puede. Lo único que tienes que hacer es usar los poderes psíquicos para moldear la realidad y, de esa manera, cambiar tu propio control sobre la gravedad, permitiéndote, por así decirlo, volar. Aunque en realidad solo estarías manteniéndote en el aire sin moverte demasiado.

- (Suena mucho más fácil de lo que realmente será) - pensaba Shirou sarcásticamente.

- Y, ¿en qué consiste el entrenamiento? - preguntó Shirou, curioso.

- Bueno...

Shirou no estaba del todo seguro y expresó su inseguridad con una pregunta: -Oye, ¿esto... es seguro?-

Zoru respondió con tranquilidad: -Mira, Shirou, el conocimiento duele y tú tienes mucho que aprender-

Sin más preámbulos, Zoru lo tomó y lo tiró desde una altura de 15 metros desde una roca hacia el suelo

Shirou se vio obligado a usar su poder psíquico para evitar una caída peligrosa. Aunque la regeneración era su ventaja, cada caída le causaba daño. Pasaron días de entrenamiento de esta forma, y a pesar de las heridas, Shirou no se rindió.

Luego, en una de las ocasiones en que Zoru lo empujó al vacío, Shirou logró concentrarse lo suficiente y logró levitar por unos tres metros antes de caer nuevamente al suelo.

- Menos mal que finalmente pude hacerlo - suspiró Shirou, intentando mantener su levitación bajo control.

Zoru, sin embargo, cayó sobre él, haciendo que Shirou volviera a caer.

- Pensé que ya podrías soportar un poco de peso, pero supongo que aún te falta mucho por aprender. Buen trabajo, aunque creo que aún tienes mucho por recorrer - comentó Zoru, bajando de Shirou ileso mientras este quedaba cubierto de tierra.

- Bueno, ya cumplí mi parte de la promesa, es hora de que cumplas la tuya - dijo Zoru a Shirou mientras este se regeneraba.

Aunque la regeneración evitaba que sintiera dolor, todavía tenía que lidiar con la incomodidad de recuperarse de una nariz rota.

- Está bien, será mañana por la mañana entonces - respondió Shirou, con la nariz restaurada por su regeneración.

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