CAPÍTULO 3

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Ya habían pasado unos días, en los que Kokichi no se volvió a comunicar con Shuichi, aunque éste siempre lo intentara.
Shuichi realmente no tenía la necesidad, tenía muchos amigos, y cada vez hacía más, pero eso no era lo que quería.

Él quería a ese chico, y sólo a él.

Hoy era un día muy lluvioso a pesar de que el verano estaba a la vuelta de la esquina.
Siempre volvía a casa junto a Kaito, aunque hoy, por la lluvia, su padre había venido a recogerle. Shuichi tenía paraguas, e iba a seguir su camino a casa solo, cuando en ese momento vio al pequeño pelimorado, caminando en dirección opuesta, camino a su casa.

Kokichi no tenía paraguas, simplemente estaba caminando bajo la lluvia. En ese momento, sintió como algo le tapaba de la lluvia, y al girar la mirada, Shuichi estaba a su lado, poniendo el paraguas encima de la cabeza de ambos para que no se mojaran.

-Es que... No tenías paraguas, y no quiero que te pongas enfermo- ¡Hey!

El más bajo comenzó a caminar más rápido, para alejarse de Shuichi, dejando de estar debajo de ese paraguas. Shuichi trató de ponerse a su lado para compartir el paraguas u ofrecérselo, pero el pelimorado no parecía interesado en aceptar cualquier tipo de ayuda.

Shuichi se rindió, y guardó su paraguas, dejando que las gotas de lluvia le mojaran.

Alcanzó a Kokichi para caminar a su lado, y cuando éste se giró a mirarle, le miró sorprendido.

-... Tienes paraguas, ¿Por qué no lo usas?

-Bueno, quiero estar contigo, así que si tú te mojas, ¡nos mojamos los dos!

Kokichi mantuvo silencio y después sonrió cálidamente. Y por esta vez, accedió a tener una conversación con Shuichi.

-¿Por qué tienes tanto empeño en juntarte conmigo?

-Porque me llamas la atención, quiero conocerte mejor y ser tu amigo! Si tú quieres...

-... No seremos amigos, tú serás mi esclavo, y si cumples todas mis órdenes, quizá lo seremos.

Shuichi en ese momento se acordó de la conversación que tuvo con el pelimorado, en el que le decía que de mayor, quería conquistar el mundo.

Decidió seguirle el juego, observando la sonrisa que tenía kokichi.

-¡Está bien, acepto! ¡Seré tu esclavo!

-Nishishi~ ¡bien! Seguirás toooodas mis órdenes, y quizá te conviertas en el primer miembro de mi organización malvada!

Shuichi le miró algo sorprendido. Realmente tenía mucha imaginación, pero eso no le molestó, y estuvieron hablando hasta que llegaron a la puerta de una casa, en la que Kokichi se paró.

-Esta es mi casa, gracias por acompañarme, esclavo.

-De nada, nos vemos mañana!

-Mañana es sábado, así que... Ya nos veremos, quizá~

Dijo el pelimorado con una sonrisa algo siniestra, que Shuichi no pudo identificar, para que después el pelimorado entrara a su casa.

Mientras Shuichi volvía a la suya, siguió pensando en él. Le alegraba ser su amigo, o su "esclavo". Le agradaba de ambas formas mientras estuviera con él. Era un chico muy misterioso, quizá un poco raro, pero eso era lo divertido. Shuichi quería conocerle bien, y lo haría sin duda.

Al día siguiente, shuichi salió de su casa. Era sábado, pero tenía un propósito aquella mañana. Estuvo lloviendo el día anterior, lo que había dejado esa mañana de sábado muy soleada, y se disponía a ir a casa de su nuevo amigo. Al haberle acompañado a casa, ya sabía su dirección, así que al llegar a esa casa, tocó la puerta con alegría. Una mujer no muy alta, de pelo oscuro no muy largo y algo rizado le abrió la puerta.

Shuichi supuso que era la madre de Kokichi, y la saludó cortésmente.

-¡Hola! Soy Shuichi Saihara, ¿está Kokichi en casa? Es mi amigo... Ah sí! Mi color favorito es el azul.

La mujer le miró algo extrañada, pero terminó sonriendo cálidamente.

-Sí, Kokichi está en casa, espera un momento, ahora le llamo.

La mujer se adentró en la casa, y unos segundos después, fue kokichi el que se asomó por la puerta, tenía una expresión algo enfadada.

-¿Qué haces aquí?

-Te dije que nos veríamos mañana.

-¡Pero no pensé que lo dijeras ense-!

-Vamos ya, ¿Quieres ir al parque? ¿O a mi casa? O podemos estar sólo paseando si quieres.

El más alto había agarrado a Kokichi de la muñeca y le había sacado fuera de su casa, empezando a caminar sin importar las quejas e intentos de soltarse de su agarre del pelimorado.

Al final terminaron hablando mientras caminaban sin rumbo, por lo menos por parte de Shuichi, el cual estaba tan metido en la conversación que no se dió cuenta hasta unos minutos más tarde de que no sabía dónde estaba. Es verdad que llevaba poco tiempo en ese pueblo, pero no reconocía esas calles.

-Kokichi, ¿A dónde estamos yendo? ¿Estamos perdidos? ¿Dónde estamos?

-Eh eh eh, calma, te voy a llevar al mejor parque que puedas conocer jamás! Yo lo descubrí, y es sólo mío.

Shuichi le miró con curiosidad, esperando llegar a ese parque. Kokichi se detuvo delante de una valla notoriamente antigua, al otro lado había un bosque. En la oxidada valla había un cartel, que prohibía en paso dentro de ese bosque.

El peliazul miró la valla con curiosidad, pero se sorprendió y agitó cuando vio a su amigo trepando por ella.

-¡Kokichi! ¡No se puede pasar por ahí!

-Sí se puede, yo lo hago siempre. Si no quieres venir no pasa nada, ya nos veremos el lunes.

Le dijo el pelimorado ya al otro lado de la valla, mirando a Shuichi con una sonrisa pícara. Ante la presión y el miedo a dejar a su amigo sólo, el futuro detective empezó a trepar la valla también, con algo de nervios.

Empezaron a caminar juntos al otro lado de esa valla, Shuichi detrás de Kokichi, mirando a su alrededor con atención. Sabía que si no se permitía el paso, debía ser por algo.

Terminaron por llegar a un parque algo simple, con unos columpios y un par de atracciones básicas más. Todo se notaba antiguo, todas las maderas que constituían el parque estaban húmedas y tenían un poco de musgo.

Kokichi sonrió y se sentó en uno de los columpios mirando a Shuichi.

-Y bien, ¿Te gusta? ¡Debes considerarte afortunado de estar aquí!

-Sí, me gusta... ¿Cómo encontraste esto?

-Bueno, a mí una valla oxidada no me va a detener, quise entrar, y entré. Este parque es sólo mío, soy el líder aquí! Y como eres mi esclavo, pensé que deberías saberlo.

-Ohhh.... Me alegra que confíes en mí

El peliazul se sentó al lado de Kokichi mientras decía esa frase, que hizo que el pelimorado le mirara atónito.

-¡Yo no confío en tí! ¡Eres mi esclavo!

Shuichi rió ante eso, ese chico realmente le caía bien....

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1132 palabras

Feliz san Valentín!!! Espero que hayáis recibido algo, no como yo :'

Os regalo este capítulo, y haré uno especial San Valentín ^^

Amor amor!! ❤️❤️

No estás solo, y nunca lo estarás. -Saioma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora