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La mujer trató de respirar y miró a su hijo angustiada, estaba tomando una decisión bastante complicada y aunque no se iba solo seguía preocupada, estaba bastante angustiada por lo que pasaría.

— Amor ¿Estás seguro? No estarán mamá, ni Yunho ni Hongjoong.

— Estoy...seguro—asintió sin verla apretando los papeles en sus brazos, su corazón estaba a mil en ese momento.

— Está bien, cuídate mucho mi amor, recuerda que mami te ama mucho y que aquí estaré para cuando vuelvas—lo abrazó fuerte y dejó que se fuera con la mujer.

Durante el tiempo de espera en una fila larguísima no pudo quedarse quieto y no dejaba de golpear el suelo con su pie sintiéndose bastante ansioso, un policía al verlos los había llevado a la zona preferencial donde no interferian con nadie y no molestaban. La mujer había tratado de calmarlo diciéndole que nada sucedería y que la máquina no le haría nada y que solo era para ver que no llevaba nada peligroso en su mochila y ropa, también que no le quitarían su mochila y su maleta, que solo pasaría por una cajita que vería a través de ella y verificaria que todo estuviera bien, pero no parecía estar escuchándola.

— Mingi, relájate, solo debes pasar por ahí y ya, como hace el policía, míralo—señaló al hombre que le mostraba que nada pasaría— solo cierra tus ojos y cuenta hasta tres, tus cosas están ya del otro lado, no les pasó nada...dame la mano ¿Sí?

— No pasará nada, relájese—habló el policía con calma.

Fue un proceso difícil y bastante complicado, sin embargo, habían llegado completos al área de embarcación donde abordarian un vuelo a Roma para luego salir del país. Subir al avión tampoco había sido fácil. La madre de Mingi le había dado un pequeño avión de plástico y con él ya en el avión le explicó que harían y a dónde irían, le habían dicho que con juegos sería más fácil, pero, el pánico era más intenso en ese momento que otra cosa.

— Cerremos la ventana, me dijeron que no te gustan las alturas. Si te sientes mal me lo puedes decir, por ahora solo duerme—le dió una gomita y se quedó acariciando su espalda hasta que se quedó dormido, si cuarenta minutos serían difíciles no se imaginaba las doce horas en el avión.

Las doce horas en el avión no fueron lo que esperó, Mingi estuvo bastante tranquilo viendo películas y escuchando música —o eso le había dicho— incluso había dormido bastante, el único inconveniente había sido el aterrizaje donde por confianza se había quitado los audífonos y no los encontró más hasta que llegaron, fue bastante complicada esa parte del viaje, sin embargo, en general había sido un viaje bastante tranquilo.

Llegaron de noche a Corea, ambos habían pedido un taxi para poder llegar a casa, la mujer en el camino iba hablando con Mingi sobre una sorpresa que llevaban días planeando los dos juntos, según la madre de Wooyoung, Wooyoung lloraría de la felicidad al verlo ¿Por qué lloraría?

— Wooyoung no sabe que tú estás aquí, debes estar en silencio cuando lleguemos ¿Está bien? Ya vamos a llegar, tranquilo, ya vas a poder descansar bien.

— ¿Por qué no lo sabe?

— Tú dijiste que querías que fuera sorpresa y que nadie le dijera.

— Oh.

La casa de Wooyoung estaba en una zona bastante linda con muchas casitas al rededor un un pequeño campo en frente con varios juegos para niños como columpios y toboganes, quizás de día sería más lindo, de noche era un poco aterrador. La mujer le hizo un signo de silencio y él la imitó haciéndola reír, era bastante tierno.

Abrió la puerta de la casa y exclamó el nombre de su hijo, las luces estaban encendidas así que seguía despierto. Wooyoung bajó corriendo y saludó a su madre sin percatarse de que Mingi estaba detrás de ella viéndolo mientras jugaba con sus dedos.

𝙃𝙐𝙂𝙎 𝙁𝙍𝙊𝙈 𝘼 𝘿𝙄𝙎𝙏𝘼𝙉𝘾𝙀Where stories live. Discover now