Capítulo 23: Escape en avioneta

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Carolina

Hoy era uno de esos días que me gustaría desaparecer.

Mi cumpleaños no era mi fecha favorita después de todo. Cumplía veinte años de edad, pero me seguía viendo igual, lo único diferente en mi era que mi cabello se había vuelto ondulado. Y que ahora soy la mano derecha del líder de una mafia, si me lo hubieran dicho años atrás que esto pasaría seguramente no lo creería.

Mark me regaló un dragón mascota para que me protegiera, aunque él ya sabía de antemano que sabía defenderme. Me informó que no le dijera nada a mi padre debido a que él siempre había odiado ese tipo de criaturas peculiares.

Me desperté temprano en la mañana y decidí dedicarme a entrenar. Nunca es suficiente ejercicio para mí, pero me gustaba, me ayudaba a no pensar. A no extrañar a nadie de mi pasado, ni concentrarme en las figuras extrañas que solo yo veía a mí alrededor.

Al terminar de entrenar, sudorosa y agitada, entré a la gran mansión. Atando mi cabello ondulado en una coleta alta en el proceso.

— ¡Cumpleaños feliz, te deseamos a ti! — comenzó a cantar mi padre junto a Mark con una torta en sus manos.

Reí.

¿Enserio piensa que haré como si nada después de que me hubiera encerrado como una rata de laboratorio por dos años?

Está muy equivocado

Una de las cosas que constituyen mi personalidad es que soy rencorosa

—¿Qué hace este señor aquí?

— ¡Sopla las velas, hija!

— No me llames así. — exigí antes de soplar las velas con mala cara.

— Sé que no hemos hecho las paces pero no pierdo la esperanza en que volvamos a ser padre e hija como antes.

— Nunca olvidaré lo que me hiciste, preferiste encerrarme como una demente antes de pensar que no tenía poderes y pudieras beneficiarte de ellos.

—¡Espera!

— ¿Qué pasa, Mark?

— Quería informarte que a la tarde vendrá Frederick junto con su familia. Ponte más bonita de lo que eres, si?

Rodee los ojos.

—No te prometo nada, no me cae bien.

Fue lo último que pronuncié antes de subir a mí habitación a darme una ducha.

Frederick Mclob es un hombre que tenía tres años más que yo, era un poco alto, cabello azabache un poco largo junto con unos ojos verdes que resaltaban su mirada. No me llegaba a caer bien del todo, poseía de mucho ego al igual que dinero, se creía superior a las personas solo por su estatus.

Mi padre pensó que no me había dado cuenta, pero la razón por la que me presentaron a él es que piensan que sería una buena idea que yo y Frederick contrajeramos matrimonio. Sería beneficioso para las dos familias, y más si surgía un heredero.

Están locos

Yo no me casaría con nadie por dinero, tengo suficiente autoestima para no permitir que me humillarán de esa manera.

Me metí a bañar, dejando la fría agua caer sobre mi cuerpo sudado. Enjabone mi cabello y mi cuerpo antes de salir de la bañera, con mi cuerpo envuelto de una toalla.

Me vestí antes de dejarle comida a mí dragón llamado Rick. Era divertido jugar con él hasta que se emocionaba demasiado cómo para controlar un poco de fuego salir de su boca.

                          🤍🤍🤍🤍

Estaba durmiendo profunda hasta que escucho el impacto de bala cerca. Me sobresalté y senté en la cama, buscando mi arma que se encontraba en el cajón de mi mesa de luz. La tomé y recargue junto con unos cuchillos que puse en mi cadera.

— Estamos bajo ataque señorita Baltasar.

Informó uno de mis guardias.

Él me entregó un chaleco anti balas antes de salir de allí junto con un silenciador para mi pistola. Caminé lentamente por el pasillo fuera de mi habitación, con el guardia delante de mí. Visualice unas sombras debajo de las escaleras, eran muchos. Esto sería una lluvia de sangre y balazos por doquier.

Después de dispararle a múltiples hombres que intentaron matarme en el camino, Mark me envió un mensaje informando que fuera al jardín. Habíamos matado a muchos pero seguían llegando más y más, estaba hiperventilando antes de empezar a correr hacia el jardín.

El guardia que se encontraba conmigo estaba en el suelo con una herida de bala en el abdomen.

"Corra señorita" fueron sus palabras cuando lo intenté ayudar.

Después de llegar al jardín pude ver muchos cuerpos y sangre desparramada por el suelo, pero también una avioneta a lo lejos.

— ¡Corre Carolina!

Gritó Mark frustrado.

Hice lo que ordenó y cuando llegue a la avioneta me ayudó a subirme en ella. Enseguida esta empezó a elevarse, vi por la ventana.

A lo lejos lo pude ver a él.

Después de dos años sigue siendo él único que me roba la respiración

Miraba hacia todos los lados buscándome, podía sentir su desesperación. Una lágrima por mi mejilla cayó.

Ya nos volveremos a reencontrar, mi rey

Ojalá sea pronto

Peligrosa Atracción ©Where stories live. Discover now