Epílogo

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Carolina

Rixton había organizado una fiesta en el castillo, para festejar que se habían deshecho de uno de los narcotraficantes más temidos y buscados.

La fiesta era formal, así que opté por un vestido largo de color rojo junto con mis botas negras. Terminé mi maquillaje con un labial del mismo color que el vestido, y mi cabello se encontraba al natural, con ondas en las puntas.

— Mira lo que traje.

Me di vuelta encontrándome con el castaño que ponía mi mundo patas arriba.

Seguí su mirada y me encontré con mí dragón, sonreí de felicidad y él corrió a mis brazos tratando de no soltar fuego por la boca.

— Te extrañé, pensé que estabas muerto pequeño.

Le acaricié la cabeza con delicadeza a lo que él cerró los ojos debido a que le relajaba esa acción mía.

— Lo encontré en la mansión cuando fui... — dió una pausa — y también esto.

Me mostró el collar de Rixton, que también lo había abandonado en la mansión aquel día. Me sentí culpable por días, porque había sido un regalo que significó mucho en el pasado.

— Gracias..

— Acércate.

Hice mi cabello a un lado para hacerle más fácil la acción que estaba por hacer, colocarme el collar en mi cuello nuevamente. Sentí familiaridad al sentir el contacto de este.

Cuando me di vuelta nos quedamos viendo fijamente, pensando en todas las cosas que habían pasado en nuestra vida. Cómo habíamos llegado hasta aquí.

— ¿Qué piensas? — pregunté.

— Qué pensé haber conocido el infierno pero cuando te fuiste me di cuenta que apenas lo estaba conociendo.

— No seas exagerado, solo fueron dos años...

Él soltó una carcajada. Dejándome ver su perfecta dentadura y escuchar su ronca risa.

Me acarició con el pulgar la mejilla, antes de unir sus labios con los mios en un beso tierno que duró poco, pero lo suficiente para debilitar mi corazón.

— Atravesaría con una bala el corazón de la humanidad entera, con tal de proteger el tuyo, ¿Lo sabes no?

Asentí.

— Espero que protejas de la misma manera a mis futuros hijos. — bromee.

— ¿Cuántos quieres?

— Eso depende de la luna de miel, cuantas veces lo quieras.

— No creo que aguantes a la tercera vez.

— Eso solo lo sabrás si lo intentas.

Mike sonrió con una sonrisa lobina.

— No dudes de eso. — afirmó.

Me agarró de la mano antes de abrir la puerta de la habitación y bajas las escaleras juntos. Haciendo que todos los invitados sintieran la presencia, del segundo líder de la mafia más temida en múltiples países.

Algunas miradas se posaron en mí al estar a su lado y con nuestras manos unidas. Podía escuchar los murmullos de algunos, pero los ignoré. Negándome a ponerme de mal humor por eso.

— Escuchen todos — alzó la voz dominante de mi demonio — Quiero que sepan que ella, Carolina Baltasar es mía. Ahora y por siempre.

Pude ver a los chicos a lo lejos. Connor estaba sentado en un sillón tomando de un vaso con whisky, Jale estaba escuchando a Mike mientras me saludaba con una sonrisa. Viktor estaba besuqueandose con una pelinegra en un rincón, pero se separó de ella cuando escuchó la voz de el castaño.

Peligrosa Atracción ©Where stories live. Discover now