Capítulo 24: Compromiso Forzado

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Carolina

En unos días mi compromiso con Frederick Mclob estaba confirmado en toda la ciudad.

Después de haber escapado del ataque hacía la mansión, llegamos a la casa de seguridad que poseía Mark. Es muy sencilla pero necesaria para sobrevivir, él había recuperado a gente nueva, reemplazando la que había perdido en el ataque.  Había cámaras de seguridad por toda la casa.

Estaba estresada y con impotencia, y claro, ¿Cómo te sentirás si te casaran con alguien que no amas?

Cómo no se pudo cenar con los Mclob ayer, cenaremos en su mansión está noche. Iría para complacer a Mark, después de sacarme de aquella celda estaba agradecida aunque no se opusiera al matrimonio. Ya pensaría en algo para escapar de eso y lo dejaría a Frederick plantado en el altar, con su alto ego herido, desearía poder ver su reacción en ese momento.

Me puse un vestido corto negro junto con botas del mismo color, el collar que me había regalado Rixton. Alice mi cabello rubio, dejando pequeñas ondas en las puntas y para finalizar me hice un maquillaje natural en el rostro.

Asistirían muchas personas a la mansión, habían organizado una pequeña reunión para dar la gran noticia, aunque toda la ciudad ya lo sabía.

Agarré mi pequeño bolso blanco donde tenía mi móvil, una navaja por protección y algunos productos de mi maquillaje para retocarlo si lo necesitaba.

— ¡Ya nos vamos, Carolina!

Bajé las escaleras, llegando a la entrada de la casa donde estaba mi padre junto a Mark. Sentí la mirada de los dos pero lo ignoré abriendo la puerta y dirigiéndome hacía la camioneta. Me senté en el asiento de atrás después de uno de los guardias seguirme, sentándose a mi lado.

Al llegar a la mansión de los Mclob, Mark se bajó para abrirme la puerta pero yo fui más rápida. Suspiré intentando no frustrarse más de lo que estaba cuando vi a Frederick con un ramo de flores en la entrada. Caminé junto a mi padre sin mirarlo en el proceso.  

— Hola mi amor, por fin llegaste.

Me extendió el ramo y lo recibí, pero me arrepentí cuando me dio un beso directo en la mejilla, cómo modo de saludo. Él iba vestido con una camisa azul marino junto unos jeans negros, podía inhalar su perfume caro desde acá. Intenté no hacer una mueca de disgusto al olerlo. Su cabello azabache se encontraba peinado hacía atrás.

— Hola.

— Te ves hermosa.

— Gracias.

Respondí secamente, antes de que se hiciera a un lado para dejarme pasar hacía el interior de la mansión. El taco de mis botas hicieron eco en la entrada, anunciando a los demás invitados que se dieron vuelta para verme. Me recorrieron con la mirada, no supe interpretarla, pero no me importaba lo que llegarán a pensar de mí, la verdad.

— Así que tú eres la prometida — pronunció la mujer acercándose a mí — mucho gusto, soy su tía.

— Hola, me gustaría que te refieras a mí por mi nombre, no por ser la prometida de alguien.

La mujer alzó las cejas sorprendida, era obvio que no estaba acostumbrada a que le pusieran límites a la primera.

— Esta bien — dijo firme para acto seguido ver a mi padre y Mark — Veo que viene de familia lo grosería. — bromeó.

— ¿Por no quedarme callada soy grosera? Tómalo como quieras, a fin de cuentas no me importa tu opinión sobre mí.

— Niña Maleducada. — exclamó con el seño fruncido mientras resoplaba.

— Está niña tuvo el valor de venir a conocer a la familia de alguien que no ama y se casará con él a la fuerza.

La mujer se sacó el cabello azabache del hombro hacía atrás y me dedicó a ignorarme toda la noche.

Gracias a los dioses

Intentaban incluirme en su conversación en la mesa a cerca del compromiso, pero yo solo respondía con palabras simples y cortas. Dejándoles saber que no me interesaba en lo absoluto.

De la nada mi collar me quemó, me sobresalté y lo separé de mi cuello. Todos me miraron cuando me levante de la silla exaltada.

Mi padre me miró confundido y elevó las cejas al ver la pequeña quemadura que me había dejado el collar de Rixton.

Nunca le pregunté a Rixton sobre la energía y magia que poseía este collar. Pero de alguna manera estaba conectado a él o algún familiar, una reliquia familiar.

Mike

Y si estaba conectado de alguna forma con Mike? Y si le había pasado algo? Y si está herido y mi collar lo puede sentir?

Miles de posibilidades me vino a la mente de una sentada hasta que me di cuenta que estaba parada inmóvil mirando a la nada. Mientras todos seguían mirándome curiosos.

— Disculpen me duele el estómago, creo que no comeré más.

Frederick me miró antes de seguirme hasta la sala de la mansión.

Cuando llegue a aquella habitación espaciosa me senté en uno de los sillones, él se sentó al lado.

— ¿Qué pasa? ¿Por qué te fuiste así?

— Nada de lo que debas preocuparte. — dije mientras me sacaba el collar.

Pero no sabía el error que cometía...

Después de todo ese collar era para mi protección desde el inicio...

Y yo no pensé en las consecuencias que me traería quitarlo de mí.

Peligrosa Atracción ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora