Caricias Oscuras

Capítulo 11.

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Casi no pude cenar.

Mi cabeza no paraba de darle vueltas a lo de ese fantasma, o mejor dicho demonio.... Fue extraño verlo, después de estos días de tranquilidad pensé que no lo volvería a ver, ¿qué hacía allí? Me había quedado en shock y con tan solo recordarlo mi cuerpo temblaba y no sabía si de angustia o de la excitación o de qué, pero lo que quizás más me desquiciaba era que había formado una nueva inquietud en mi interior. ¿Por qué iría allí a ojos de todo el mundo? ¿Me quería ver realmente como dijo? ¿Por qué? ¿el sabía algo de todo lo que me estaba pasando?

Tuve que arreglármelas para que Andrea y Cristian no se quedaran en casa. Después de todo este tiempo he estado caminando del salón a mi habitación inquieta, pasando minutos y esperando mientras en mi mente guardaba todas esas preguntas que quería hacerle. Miré de nuevo mi reloj, pasaban las 11 y media de la noche y no sé cuánto tiempo más tendría que esperar a su llegada. ¿Había dicho esta noche no?. Bostecé de nuevo pero mi mente se negaba a dormir o descansar.

Un ruido en mi habitación me sobresaltó cuando caminaba de nuevo por delante de la cocina, con mi pecho retumbando dí media vuelta y fui hacia allí dando paso a la oscuridad del estrecho pasillo. Una vez en la puerta eleve mi mano para dar con el interruptor y cuando se hizo la luz escuché a alguien tras de mí que me llamaba en un susurro.

-¡Ahhhh! -Grite llevándome las manos al pecho y encontrándome con unos curiosos ojos azules sin expresión que me observaban detenidamente.-Santo dios....

El corazón casi me explota, él....ese endemoniado hizo como si nada y se paseó por delante de mí adelantándose a la habitación. Le miré con rabia.

-¡Ni se te ocurra volver aparecer detrás de mí! ¿Me has oído? ¡Casi me da un infarto!

-Pensé que estabas acostumbrada a ver almas...-Dijo girando su cabeza y clavando sus ojos fríos en mi. Tragué saliva aterrorizada por un momento y saqué pecho.

-¡Veo almas pero no aparecen detrás de mí por arte de magia!

Me retorcí cuando aparto la mirada y alargó su mano para coger la foto de la mesita de noche, una en la que salíamos Cristian y yo en una cena que tuvimos hacia unos meses, más bien fue al principio de conocernos y cuando yo pensaba que todo era fantástico a su lado. Que equivocada estaba...

-¿Es tu novio? -Bajé la mirada y caminé hacia él como un rayo.

-No, no es mi novio. -Cogí la foto de su mano y la dejé boca abajo.

-Parece que te molesta hablar de él.

-Cristian es un imbécil.

-Cristian...-Dijo cruzando un brazo y con el otro sujetando su barbilla. Como si estuviera memorizándolo o algo así. -¿Y por qué sigues con el si es un imbécil? ¿Él lo sabe?

-¿El qué? ¿qué puedo veros?

Asintió con la cabeza muy despacio y suspiré. ¿A el que le importaba?