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Una rápida aclaración, en la historia se estará cambiando el tiempo de los acontecimientos, cómo pequeños recuerdos.

"Sólo los placeres prohibidos son amados inmoderadamente; cuando son legales, no excitan el deseo".
                                                               -Quintiliano

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Presente...

El incesante ruido del lápiz golpeando el pulcro escritorio, rompía el silencio que amenazaba con inundar la oficina. Soltando el lápiz, rendido ante la falta de interés hacia lo que se supone, debería ser su trabajo. Yoongi se puso de pie, dirigiéndose al gran ventanal, parte de la infraestructura de aquella oficina.

¿Estaría haciendo lo correcto?

Trataba de convencer a su conciencia que lo hacía por caridad, aunque su ética lo acusaba y señalaba por semejante bajeza.

No fue sorpresa para nadie, la notoria "preferencia" cómo la había llamado él, por no decir obsesión, que tenía por Hoseok. El hijo más pequeño de los Jung había sido elegido para salvar a su familia, de una manera muy peculiar.

Yoongi le tenía aprecio, claro, según él, solo era aprecio y lastima.

Unos toques en la puerta lo hicieron disipar aquellos pensamientos. Seguidos de su asistente entrando en la habitación.

-Señor, disculpe la interrupción, aquí está el nuevo recepcionista que solicitó.- La mujer hizo un ademán, animando al joven a entrar con ella.

Yoongi lo miro de pies a cabeza, era evidente que aquel chico no tenía pinta de ser un empleado, ni siquiera estaba vestido apropiadamente.- Gracias, puedes retirarte.- Sin más la empleada salió, cerrando la puerta.

Hoseok no podía negar que se sentía nervioso al estar solo con Yoongi, del amigo dulce y risueño que conoció en su infancia, no quedaba nada, debía aceptar que el mayor solo mostraba esa faceta de encantador con él, pero ahora, era todo un hombre, empresario, maduro. No sabría decir cuándo fue que Yoongi se alejó de él y nada volvió a ser lo mismo.

Se llevaban muchos años de diferencia, sin embargo en el pasado, Yoongi cada vez que podía, dedicaba tiempo para estar con él, para Hoseok la repuesta más evidente, es que el mayor se habría aburrido de pasar tiempo con un simple niño.

Ahora solo podia observarlo de lejos, en reuniones, eventos de caridad o en una simple revista.

-Bien, el día de hoy, lo dedicarás a conocer el área en que trabajarás, mi asistente te dará las agendas que necesitas y el lugar de trabajo en dónde vas a permanecer.-Hoseok no sabía que contestar y la mirada fría del mayor no ayudaba en mucho, pareciese que a través de ella, podría leer hasta los pensamientos más pecaminosos.-Si tienes alguna duda, es el momento de expresarla.-

-No tengo dudas.-Estaba haciendo el mayor esfuerzo por no vomitar, los nervios lo consumían. Quería salir corriendo, pareciese que aquella oficina se hacía más pequeña.

-Bien, puedes retirarte.- Hoseok no esperaba que el mayor lo tratara de tal forma, lo hacía sentir que lo quería lejos.

Dando media vuelta y salió de la oficina, al cerrar la puerta pudo por fin respirar tranquilo.

Vaya hombre, tan guapo pero tan prepotente y despreciable.

-Vamos no es despreciable, solo un poco duro de carácter.- Pronunció en voz alta para si mismo, sin percatarse de la presencia de un joven a unos pasos de él.

-Pobre de ti, si piensas trabajar con el, deberías prevenir un psicólogo.- El jóven lo miraba con cierta diversión, Hoseok sentía la cara caliente.

-Lo siento, no es lo que parece, yo no me refería a Yoongi.- Trató de explicar.

-Vamos, no te voy a acusar, puede que no sea necesario, al parecer, conoces muy bien al jefe.-

Hoseok no sabía quién era ese hombre, menos entendía lo que decía.

- Disculpe, no sé a que se refiere.- Aquel comentario lo había ofendido un poco. Conocer, ¿estaba dando a entender otra cosa?

- Claro, te refieres a él por su nombre.- Le estaba dando dolor de cabeza, pareciese que el hombre no estaba dispuesto a entablar una conversación. Solo daba pequeñas frases y eso estaba fastidiando a Hoseok.

Antes de que pudiera decir otra cosa, la puerta de la oficina se abrió.

Sentía la presencia de aquel hombre parado atrás de él. Podía oler aquel perfume característico.- Creo que tienes trabajo, ¿qué haces aquí perdiendo el tiempo?- Tenía ganas de golpearlo. Tenía que ser tan grosero.


Contrato por obsesión. [YOONSEOK/SOPE] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora