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"Estábamos aburridos en el cielo, así que bajamos al infierno a jugar"

Sus manos recorrían aquellas piernas, piel suave y delicada, en otro momento la situación hubiera sido de lo más excitante pero ahora solo sentía frustración, intentaba pensar en aquellos ojos marrones y en esos finos labios rosados.

Por más que intentaba despejar su mente no lograba nada. Podía imaginar que tenía a Hoseok bajo su cuerpo, escuchar los suspiros que soltaba cada que tocaba partes sensibles de aquel cuerpo ajeno. Pero no era él, no era su aroma. Frustrado se levantó de la cama, alejando a aquella mujer.

-Vistete, te pediré un taxi.- Yoongi tomó una bata del perchero, salió del cuarto dirigiéndose al pequeño bar que tenía en la sala de su casa. Tomó una botella sin siquiera detenerse a mirar cuál había tomado. Solo necesitaba aliviar aquella tensión.

La mujer salió, pasando frente a él, tendiendo una mano, sin decir nada como esperando a que Yoongi adivinara qué es lo que quería.

-Si me vas a correr así de tu departamento, al menos ten algo de decencia y paga el transporte.- Yoongi no quería discutir, simplemente hizo un gesto señalando detrás de él.

- El dinero está en la encimera, toma lo que quieras y vete.- Sabía que estaba siendo cruel, pero...

¿Cuándo no lo era?

-Eres un idiota.- La mujer caminó con rapidez tomando el dinero se dirigió a la puerta.

-No juegues con tu suerte, sigo siendo tu jefe y si valoras tu trabajo, cuida el tono en el que me hablas, solo eres una simple secretaria, no eres nada.- Tomo un sorbo de aquel licor sintiendo quemar su garganta, lo último que escuchó fue la puerta siendo cerrada de forma brusca. Y se sumergió en la nube tan densa que disipó sus pensamientos. Calmando y durmiendo sus sentidos hasta que se terminó la botella.

∆°∆

Yoongi estaba más irritable de lo normal, era gracias a la resaca que se cargaba, pero eso solo lo sabía él... Y la secretaria, claro.

Hoseok llegó temprano, al verlo en la mañana por la cara que traía, sabía que sería un día difícil. Ya había acabado todos los contratos, solo faltaba entregárselos a Yoongi, él no quería entrar a la oficina, pero la secretaria llevaba mucho tiempo metida en el baño, parecía no querer salir de allí nunca.

Así que no tuvo más remedio que entrar, se preparó mentalmente para cualquier regaño o insulto. Tocó la puerta e ingresó al lugar.
Yoongi estaba de espaldas a la puerta recargado en su escritorio, apoyando sus palmas en la pulcra madera.

-¿Qué necesitas?- La contestación fue tosca, típico de Yoongi.

-Estan listos los contratos, solo venía a entregárselos, Tania no estaba en su escritorio así que vine a dárselos personalmente.- Extendió las manos, entregando los contratos, sin embargo Yoongi ni siquiera sé movió, tampoco hizo el intento por voltear a verlo.

Se quedó en esa posición unos minutos, hasta que por fin se enderezó.-Dejalos sobre el escritorio.- Cuando Hoseok comenzó a caminar hacia el escritorio, Yoongi se movió, posicionándose detrás del menor. Tan cerca que podía sentir el calor que emanaba de su cuerpo.

Hoseok estaba nervioso, tenía ganas de salir corriendo, pero su cuerpo rogaba por saber que intenciones tenía el mayor con tal acercamiento.- Ese trabajo no te correspondia a ti.- Su voz sonaba diferente a lo habitual.

-Su secretaria me dió la indicación de hacerlo, ella dijo que habia sido orden de usted.- Estaba respondiendo automáticamente, su voz sonaba baja, estaba ansioso, las palmas de sus manos sudaban.

-Entonces te gusta recibir órdenes y por lo visto eres obediente, así como bueno para cumplirlas.- Hoseok estaba seguro de que esas palabras tenían un doble sentido.

Lo confirmó cuando unas grandes manos se posaron en su cintura y aquel cuerpo se pegó completamente con el suyo. Por un segundo dejó de respirar. Se tuvo que ayudar apoyándose en el escritorio para no caer por el rápido movimiento.

-¿Qué está haciendo?- Yoongi estaba quieto, estaba apoyado en la nuca del menor, aspirando su aroma, bajando por su cuello, se detuvo para sentir más su olor. El menor sentía que en cualquier momento caería al suelo.

-No lo sé.- Yoongi comenzó a dejar besos húmedos por toda la extensión de su cuello,  dirigiendo sus manos a los primeros botones de la camisa del menor.

Hoseok entró en pánico, no sabía lo que estaba pasando, apresar de haber fantaseado con el mayor en varias ocasiones, está era la realidad y no sabía cómo manejarlo.

Con el poco raciocinio que le quedaba, quitó las manos del mayor y corrió hasta la puerta saliendo.

¡Hola! No es tan fácil como parece, pero aquí comienza ya lo intenso.

Los errores se corregirán al final.

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Contrato por obsesión. [YOONSEOK/SOPE] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora