𝓒𝓱𝓪𝓹𝓽𝓮𝓻 𝓣𝔀𝓮𝓵𝓿𝓮

107 23 1
                                    

Llorar a escondidas se me hacía agotador, solo habían pasado veinticuatro horas desde el accidente en la casa de Yibo.
Tuve que mentir con mis padres, decirles que me sentía mal del estómago y por eso no bajaba a comer.
No comía, no hablaba, apenas dormía y solo cuando estaba irritado del cansancio de llorar.

Sentado en el borde de la cama, y con la ventana abierta, esperaba morir. Sin embargo, el frío no era suficiente, por más que subiera por mis brazos y congelará mis labios, no era suficiente.
Esperaba perder la noción, que el tiempo se detuviera para mi o que este volara como las hojas de los árboles en un frío otoño.

Finalmente, el domingo tuve que salir de lo que mi padre había apodado "Cueva" y no lo culpo durante la última parte del viernes y el sábado había salido algo así de seis veces al baño y poco más.
Apenas podía caminar, tenía unas ojeras infernales y el pelo disparado para todos lados.
Almorcé y le dije a mi familia que me sentía algo mejor, que tenía mucho estudio y estaba cansado. Lo mismo sucedió en la cena solo que me ahorré las explicaciones dadas al mediodía.

Y el lunes fue un día pesado, había dormido como cuatro horas, Eran las seis y dieciséis de la mañana, Me miraba al espejo del baño mientras intentaba despabilarme salpicando mis ojos con agua fría.
Junté mis manos llevándolas de agua y hundí mi cabeza en estas, pasaron unos largos segundos, al final tuve que salir de ellas para poder respirar. Intenté acomodar mi cabello y me cambié el pijama con olor a muerto. No podía pensar en mucho, casi en nada, tanto que casi me olvidaba de acomodar el cuello de mi cabeza sobre el suéter. Y al mirarme al espejo lo vi nuevamente.

Era ese suéter, ese que Yibo había lavado a mano, ese que había evitado usar para conservar su aroma. Lo sentí, se sentía como tener una parte de él.

A pasos torpes bajé hasta la cocina, inevitablemente, mamá me obligó a tomarme un café.

—Cualquier cosa pides que me llamen ¿Si Zhan?

—Ajá

—Te amo— Hice mi mayor esfuerzo por sonreír y me dio un beso en la frente. Tenía miedo de que ella pudiera leerme. Me fui.

Una vez dentro del autobús, el dolor en el pecho se hacía más grande. Me senté al lado de Cheng, era la rutina.

—Hola—dijo él.

No respondí.

Fue difícil llegar a aquella manzana, a su manzana, fue difícil ver a un grupo de amigos al cual le hacía falta una parte, fue difícil saber que nadie sabía, y nadie iba a saber jamás lo que le pasó a él.

Sin embargo, cada tanto Haoxuan, se detenía a mirarme, a leerme. Odiaba que la gente me leyera, no, odiaba que vieran lo malo, odiaba el hecho de poder llegar a ser fácil de leer.

El viaje terminó y una vez abajo Jiyang se me acercó.

—¿Está todo bien con Yibo? — Las palabras se me atoraban en la garganta.

—Yo no pude hacer nada—Las palabras salían en pequeños hilos de voz. El me miraba incomprendido, en cambio yo tenía mi mirada fija clavada en el suelo.

—No entiendo...

—Se lo llevaron, lejos.

Levanté mi mirada y él estaba sorprendido y con miedo, "lo que me faltaba, arruinarles la vida de un infarto a mis amigos" Pensé, después de todo, a JiYang y Haoxuan les podría haber pasado lo mismo.
Lo dejé con las preguntas en la boca y entré al instituto.

Entré al salón, y JiYang llegó poco después que mí.

Sentía los ojos pesados, y el cuerpo débil, estaba apoyado sobre mi mano para evitar no caerme.

1957 - ʏɪᴢʜᴀɴWhere stories live. Discover now