Capítulo 117. No sabemos nada todavía.

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Estuvimos esperando más horas de las que me imaginaba, mientras nuestra frustración y desesperación subía. No paraba de levantarme y dar vueltas cerca de la habitación de Alexia, esperando ver algo o que las enfermeras salieran de una vez. Habían bajado la cortina gris, sin dejar que se viera nada a través de ella, así que no tenía ni la menor idea de lo que estaba pasando ahí dentro.

-No me da buena espina que tarden tanto... -resoplé hacia Pedri imaginándome lo peor una vez más.

Él asintió en silencio. Era obvio que la tardanza no era algo bueno.

Saqué el móvil para mirar de nuevo la hora. Las 20:45. Otra vez casi la hora de cenar, y otra vez sin hambre.

Pedri chasqueó la lengua y se levantó también nervioso a dar vueltas.

Entonces, a los pocos minutos, se abrió la puerta de la habitación.

-Podéis pasar, pero con calma -nos indicó una de ellas-. Está consciente pero puede que le cueste reconoceros un poco al principio.

A mí se me paró el corazón y asentí como pude. Pedri tomó aire, y lo mismo hice yo antes de entrar.

Nada más hacerlo me encontré con la cara de Alexia girada hacia la ventana, un poco incorporada, pero no del todo. Al darse cuenta de que habíamos entrado dirigió la mirada hacia nosotros.

Ni Pedri ni yo nos atrevimos a decir nada. Le habían quitado la gasa, dejando ver claramente el golpe rojizo y morado que tenía en la frente.

Nos acercamos expectantes, sin despegar la mirada de ella.

-Ho... hola -acerté a decir.

Ella frunció un poco el ceño hacia mí y después miró a Pedri. Yo seguí acercándome y me senté levemente a su lado en la camilla. No sabía muy bien qué hacer, así que cogí su mano con delicadeza.

-Alexia... -susurré intentando reprimir las lágrimas.

Dirigí de nuevo la mirada hacia ella y vi cómo sus ojos se humedecían también.

-Mi amor... -balbuceé ante su silencio.

Las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas, pero se mantenía inmóvil. Parecía que quería hablar, pero no podía hacerlo. No quise presionarla tampoco, ni hacerle preguntas sobre nada, así que esperé también en silencio.

Pedri se acercó a mi lado y suspiró. Ella lo miró algo confusa, después apartó la mirada hacia nuestras manos.

El canario se acercó a ella y posó un beso sobre su cabeza, después se dirigió hacia mí.

-Os dejo solos, luego entraré -me informó sin muchas ganas.

Yo asentí y volví a mirar a Alexia.

Me llevé su mano a la boca y la besé suavemente. Después la aplasté contra mi cara, para poder notarla cerca mientras dejaba que unas pocas lágrimas la mojaran.

-Pablo... -murmuró despacio.

Mi corazón dio un vuelco. No sabía si lo había dicho de verdad o era yo que ya estaba delirando por la situación.

La miré en busca de una respuesta, pero ella volvía a estar inmóvil mirándome, con dolor y con tristeza, dejando ver el rastro de las lágrimas que había derramado hacia unos minutos.

-Mi amor, ¿Has dicho algo? -intenté que lo repitiera, que volviera a hablar.

Pero no lo hizo.

Me acerqué un poco más a ella, hundiendo mis ojos en los suyos intentando adivinar qué era lo que pasaba por su cabeza.

¿Pablo o Gavi?Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang