FUCK | l. paredes & p. dybala

xvi

𝟏𝟔.
TE RETO

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TURÍN, ITALIA
Agosto 2022

–¿Vamos?

–Sí, dale.

Paulo le agarra la mano a Isabella y se adentran en las instalaciones de la Juventus. Los recibe un amplio vestíbulo lujoso, pisos de cerámica, báneres del club y una gran multitud de hombres, todos vistiendo el uniforme blanco y negro, como Paulo, pero cada uno con su nombre y dorsal en la espalda. Isabella traga saliva ante la gran cantidad de gente en un solo espacio y de inmediato, por reflejo, le suelta la mano a su esposo, ya que quiere ser su propia persona en ese lugar.

–¿Qué hago? ¿Saludo? –le pregunta Isabella a Paulo en un susurro, incómoda.

–No, amor. Si no querés, no. Ahora viene Allegri y te recibe. Vos tranquila. 

Isabella asiente, tensa. Como predijo Paulo, Massimiliano Allegri, el DT del seleccionado masculino de la Juventus, se les acerca en cuestión de segundos. Saluda a Paulo con un apretón de manos y después se dirige a la rubia.

–Tu devi essere Isabella, vero? Piacere di conoscerla (Vos debés ser Isabella, ¿verdad? Un placer conocerla) –pregunta el mayor, sonriente, extendiendo la mano.

Isabella se la estrecha con una sonrisa dignamente profesional, sosteniendo el estuche con todo su equipo con fuerza entre las manos, nerviosa.

–Propio così. Il piacere è mio. (Así es. El placer es mío) –dice, con su italiano rocoso. 

Allegri sonríe y después se da vuelta hacia los jugadores, posando una mano entre los omóplatos de Isabella para instarla a dar un paso hacia adelante.

–Ragazzi, vi presento Isabella Bianchi, la fotografa. È meglio che si comportino bene. (Chicos, les presento a Isabella Bianchi, la fotógrafa. Más vale que se comporten) –dice el hombre, captando la atención de los jugadores. 

Isabella de inmediato se tensa al notar como los hombres se dan vuelta para mirarla, así que se limita a sonreír una sonrisa apretada y hacer un gesto con la cabeza a modo de saludo. Sus ojos viajan a través de los muchos rostros en blanco y negro y de la nada, se le congela la sangre. 

No sabe cómo y cuándo sucedió. No sabe por qué nadie le dijo. No sabe si Paulo siquiera está enterado. Pero de repente, entre las muchas caras familiares, lo ve a él.

Ojos azules, el pelo negro ahora rubio, barba de pocos días, labios carnosos y un par de aritos de argolla pequeños. Es inconfundible. A pesar de que él no la está mirando a ella, ella lo ve perfectamente y sabe que no es un truco de su imaginación, porque Leandro Paredes está ahí, en carne y hueso, con el uniforme de la Juventus y los ojos azules más oscuros que nunca, y de eso está segura.

Está igual pero diferente. Isabella no lo ve hace tres años, pero la imagen de su rostro está vívida en su cerebro, se lo acuerda bien. Por algún extraño motivo, se lo ve más joven, pero a la vez, Isabella lo ve más distante. Como si se encontrara cara a cara con un rostro conocido que no conoce.

No estaba enterada de que Leandro ahora jugaba en la Juventus. No sabe si lo compraron o si está de préstamo o qué mierda. No sabe por qué no le llegó la noticia.