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𝟑𝟕.
¿O SEA, VOS?

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BUENOS AIRES, ARGENTINA
Noviembre 2022


Lunes cuatro de noviembre, Leandro viaja de Italia hasta Argentina. Un vuelo largo y tedioso, de noche, dieciséis horas con conexiones. La pasa mal, pero finalmente, aterriza en Ezeiza el martes cinco de noviembre, a la tarde.

Después de lo sucedido ayer por la tarde, Leandro hizo las valijas y al día siguiente partió hacia el aeropuerto. Trató de convencer a Isabella de que viaje con él, que lo acompañe a Qatar, pero ella le hizo una lista interminable de todos los motivos por los cuales eso jamás pasaría: Paulo, imagen pública, respeto, Paulo de nuevo, moralidad...

Obviamente, Leandro terminó por revolearle los ojos y llamarla ortiva, a pesar de que sabía que tenía toda la razón y que siquiera sugerir aquello había sido inmaduro de su parte. Y es que sí: nada bueno podría pasar si Isabella y Leandro aparecían juntos en Argentina frente a Paulo.

Lo triste fue que él tampoco pudo convencerla de viajar a Qatar. Antes de todo, Isabella tenía bien en claro que acompañaría a su esposo y a la selección de su país al mundial, pero después, con la incógnita del divorcio, se vio ante la duda. No quería viajar y estar un mes atrapada en un país desconocido, ya que aquello implicaba que eventualmente tendría que enfrentarse con Paulo, lo cual era algo para lo que todavía no estaba lista. Al escuchar esto, Leandro se plantó frente a ella y le dijo que no vaya por Paulo, que vaya por su país, pero Isabella terminó negando la cabeza y diciéndole que perdón, pero no; que lo iba a estar bancando desde el sillón (porque Leandro le había permitido quedarse en su casa durante el tiempo que él no estuviera).

Honestamente, Isabella no tiene ni idea de qué es lo que va a hacer ahora que está sola. Supone que va a pasar tiempo con sus amigas, a quienes tiene descuidadas hace bastantes semanas. A pesar de que Leandro dejó su casa a su disposición, Isabella igualmente planea volver a su casa con Paulo, ya que extraña a sus mascotas (le da pena volver a moverlo a Pandito, al gato se lo ve bastante cómodo y de hecho ya se apropió de la cama del ojiazul), pero más allá de eso... se ve que ahora nada le va a poder impedir ponerse a pensar.

Por otra parte, Leandro está muy agobiado.

El taxi lo deja en frente del predio de la AFA y ni bien pisa suelo firme, se le desboca el corazón, porque sabe que ahí dentro, a unos metros de distancia, está Paulo. Hace rato que no lo ve.

Por más mal que le caiga, no lo culparía al cordobés por querer meterle uno o dos ganchos, por razones obvias. Leandro sabe que él va a estar furioso y teme un poco enfrentarlo, ya que se lo verá tranquilo, pero Paulo puede ser una fiera cuando está enojado. Aunque, más allá de eso, ambos tienen asuntos pendientes... a Leandro no le vendrá nada mal desquitarse un poco si llegara el caso.

Por eso, inhala y exhala profundamente antes de entrar, ya que prefiere evitar una confrontación. Le jode mucho que la emoción del mundial esté eclipsada por sus nervios, porque si Paulo no estuviera en la imagen, este debería ser el momento más emocionante de su vida: tenerla a Isabella, estar preparándose para una copa del mundo... sin embargo, su rencor tenía que llevarlo a dormir con una mujer casada.

Aunque no se arrepiente de nada.

Y sí, tampoco se lo puede culpar. Isabella es el gran amor no correspondido de su adolescencia, de toda su vida; su amor platónico, la chica que siempre deseó y que nunca tuvo. En el momento, Camila comparada con ella no le hubiera movido un pelo, y por eso se enganchó tanto ni bien volvió a verla a la rubia en el predio tres años atrás. Buitre o no, Leandro siente que solo está reclamando lo que le pertenece, y no le ve nada malo a aquello.

FUCK | l. paredes & p. dybalaWhere stories live. Discover now