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𝟐𝟏.
MÁS FUERTE

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TURÍN, ITALIA
Septiembre 2022


Aprovechate.

Leandro alza la mirada con los ojos bien abiertos. Isabella todavía sostiene su mano sobre la parte trasera de su muslo, sobre su piel desnuda, ya que lleva puesto solo un remerón grande sobre la ropa interior. Él frunce el ceño.

–Isa, estás sensible, no quiero...

–Dale, no cagoneés ahora –le dice ella, esbozando una media sonrisa–. Te estoy diciendo que quiero. Y vos y yo sabemos que vos te morís de ganas, así que no te me hagas el santo ahora, que estás hace tres años persiguiéndome por todos lados.

Leandro no se contiene de darle un suave apretón. Bueno, no tan suave, ya que Isabella deja escapar un pequeño quejido ante la sensación.

–¿Estás segura? –le pregunta él.

Isabella le mira la boca y asiente con un tarareo. Leandro duda: sabe que ella está triste, quiere desquitarse de su enojo, y él no quiere que haga nada de lo que después se va a arrepentir. Sin embargo, está sobria. Está lúcida. Y le está diciendo que sí.

Leandro no se frena a sí mismo. Suelta un gruñido gutural y de inmediato usa su agarre en el muslo de la chica para atraer su pierna hacia sí. Se levanta y la besa de golpe, con una fuerza y desesperación inexplicables. A diferencia de sus otros dos besos, éste no es suave, sino que emana necesidad. La hace querer más.

Isabella suelta un suspiro de alivio por la nariz cuando vuelve a sentirse completa. Leandro apoya una mano al lado de su cabeza sobre la almohada y se pone en cuatro sobre ella, sosteniéndole el muslo, apretándoselo con fuerza. Él está desesperado, lleva un largo tiempo esperando este momento y ahora que llegó, planea aprovecharlo al máximo.

Le ataca la boca con una brutalidad innegable, rápidamente introduciendo su lengua entre los labios de la chica para saborearla por primera vez. No puede contenerse de dejar escapar un pequeño gemido entre el contacto, haciendo que a Isabella le vibre todo el cuerpo debido a la anticipación adrenalínica. Sus lenguas se enredan, respiran agitados y de inmediato la ropa empieza a sobrar.

Leandro se encarga de levantarle el remerón a Isabella hasta exponer su ropa interior y abdomen bajo. La toma de los muslos y los presiona a cada lado de su cuerpo, posicionándose entre sus piernas, así pudiendo empezar a frotarse contra ella con poca delicadeza. Isabella deja escapar un gemido al sentirlo restregando su entrepierna contra su centro. Él le junta las muñecas por sobre la cabeza y se las asegura juntas con una mano, usando la otra para agarrarla de la mandíbula con fuerza.

Leandro se separa y aplica fuerza sobre su agarre en el envés de su rostro, obligándola a separar los labios. Isabella lo mira suplicante cuando él junta saliva y escupe en su boca, haciendo que la chica respire agitadamente otra vez. Traga, deseosa.

–Te voy a coger como Paulo nunca te cogió –le susurra él con una sonrisa libertina rozándole los labios rojo cereza.

–Sí, por favor.

Él asiente e Isabella admira lo gloriosamente hermoso que se ve aquel hombre a la tenue luz de las dos velas. Él la obliga a echar la cabeza hacia atrás y aprovecha para plantar sus labios sobre la piel de su cuello, marcándola, mordiéndola, chupándola y haciéndola soltar gemidos por lo bajo, sin siquiera preocuparse por cómo ella se verá mañana, una vez que los chupones se tornen en moretones. Escucharla así, lista para sucumbir ante él, lo prende demasiado, ya empieza a sentir como la sangre le fluye hasta la entrepierna y va a tener que deshacerse de los joggings dentro de poco.

FUCK | l. paredes & p. dybalaWhere stories live. Discover now