Cita

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-¿Ranas de chocolate?

-Mamá dijo que no me olvidara de ser detallista, había enviado un ramo de flores pero la última vez que te di unas, las cosas no salieron bien así que compré chocolates, no sabía cuáles son tus favoritos, pero recordé que cuando tenías tres años amabas las ranas de chocolate así que yo...bueno....espero que te gusten

Draco mostró la sonrisa más grande que tenía, tal vez el gesto era tonto, absurdo e innecesario, pero venía de Harry, de su Harry, además, ver el rubor que cubría las mejillas de su novio le derritió el corazón, amaba a ese tonto.

-Gracias y bueno, me siguen gustando- lo que obtuvo fue una muy bonita sonrisa- ¿entramos?

Ambos se encaminaron a la entrada del más que lujoso restaurante y tal como Cissa lo dijo, los camareros se preocupaban por cada detalle y llenarlos de atenciones, les asignaron una mesa lejos del bullicio para que pudieran hablar sin ningún problema. El ambiente era cálido y agradable, la luz tenue y un exquisito aroma a chocolate golpeó sus sentidos.

-Buenas noches, les entrego la carta- Draco frunció el ceño, la manera de hablar de ese mesero se parecía bastante a la de su padre

-¿Se va a quedar ahí?- preguntó Harry, él era nuevo en ese tipo de lugares pero suponía que debían darles espacio para meditar que es lo que iban a ordenar

-Por supuesto, tengo indicaciones de atender cada solicitud- Lucius (suplantando al mesero) se aclaró la garganta ante la persistente mirada de su hijo

Draco prefirió deshacerse de esos pensamientos, sabía que su padre estaba algo...deprimido y se había quedado a llorar en la mansión, además de ser más probable que su madre fuera a espiarlo que el mismo Lucius; en su lugar ayudó a Harry a ordenar lo mejor del menú para que por una buena vez los dejaran solos.

Pero no podían tener tanta buena suerte pues, cuatro de los meseros se quedaron en el área especial en la que se encontraban, fingiendo estar limpiando o acomodando las flores que eran parte de la decoración, ahí el rubio comprendió que probablemente aquellos hombres tenían indicaciones de cuidarlos, prefirió no darle importancia y decidió ignorar (sin éxito) a la voz en su cabeza que le pedía estar alerta.

-Supongo que este tipo de lugares son bastante familiares para ti.

-De hecho, este es uno de mis favoritos, he venido aquí desde que recuerdo.

-¿No te aburrias?

-Usualmente mis padres cenaban con los de Pansy, Theo, Blaise o Tom, así que...-se detuvo al ver la nueva de fastidio del pelinegro- Potter, tus celos comienzan a molestarme.

Los merodeadores debajo de la capa de invisibilidad se tomaron las manos, sabían que su pequeño lo iba a arruinar, por eso estaban ellos ahí, para salvarlo de una situación como esa.

-Esperen, el puede hacerlo- susurró Peter lo más bajo que pudo, no quería que los descubrieran y sufrir la ira de Lily

-Claro que no puede hacerlo, solo hará que Draco se enoje más- susurró James pues era como verse en un espejo

-Si hubiera seguido mis consejos no estaría en esta situación

-Sirius, solo le aconsejaste decir cosas vulgares y estoy seguro que le enseñaste los hechizos de lubricación y protección- acusó Remus poniendo una mano sobre la boca de Sirius para que no dijera nada y es que Regulus se veía bastante cerca.

De vuelta con los chicos, Harry solo se quebraba la cabeza recapitulando los consejos de su tío Remus y la conversación con Draco.

-Te juro que no quise hacerte sentir mal, solo.... ¡quería saber si sentías lo mismo que yo!- el rubio seguía cruzado de brazos- fue una idea estúpida, te hice daño y no sabes cuánto lo siento

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