Capítulo 4

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11 de enero, 2018
Córdoba, Argentina

"Nuevamente siguiendo a su prima Ju, Dalia había terminado mateando una noche en la casa de Juan, junto con el resto del pequeño grupo que últimamente veía seguido.

Lo cierto era que le gustaban las tardes noches tranquilas, cuando los chicos volvían de su entrenamiento y no querían hacer nada tan excesivo como salir, sino quedarse charlando o jugando al FIFA.

Lucas, quien al parecer se sentía un poco solo porque Fran no había podido ir, le estaba enseñando a Dalia a hacer jueguitos con la pelota en el patio. La chica solo había jugado voley en su vida asi que cada intento terminaba en risas por el poco control que tenía.Por más de que Lucas que dijera cómo poner la pierna no había forma de que le saliera más de dos toques seguidos.

Entre risas y burlas, ambos se cansaron y volvieron más cerca de donde estaban los demás, el living. Dalia se tiró exhausta en uno de los sofás grandes vacíos y agarró su celular.

Tenía tres llamadas perdidas de su padre y un mensaje de WhatsApp diciendo "Te deseo lo mejor para este nuevo año Dali. Estuve saturado de trabajo, perdón por no llamarte antes". La sonrisa se le había esfumado del rostro inmediatamente ante el cinismo de su padre, pero de todas formas le mandó un solo emoji de carita feliz como respuesta.

Abrió instagram para tratar de distraerse del reciente mensaje, pero cuando sintió que el sofá se hundió a su lado sospechó que tal vez no iba a ser necesario. Ni siquiera le hizo falta mirar de costado, cuando sintió que le tiró levemente un mechón de pelo supo que era Cristian el que había decidido ir con ella.

—Sos medio pésima para la pelotita eh.

—Sabía que no era buena idea intentar con ustedes presentes —soltó ella, haciendo que Cristian no tuviera una respuesta rápida ya que esperaba otro comentario irónico.

El chico se acomodó en el sofá y después de unos segundos de silencio en los que miró como Dalia bajaba en el inicio de su instagram, habló.

—Pasado mañana hay partido ¿vas a ir?

—Seguro, no tengo otros planes.

Cristian todavía no sabía cómo hablarle sin discutirle y no entendía porqué ella estaba respondiendo normal hasta que vio en su celular la notificación de una llamada entrante que decía "papá" y como ésta era rechazada. Él no quería meterse mucho, no se conocían hace tanto tiempo, pero algo en su interior lo impulsaba a querer animarla de alguna forma.

—¿Sabés hace cuanto no como un helado? —dijo de la nada, captando la atención de la chica.

—Que triste tu vida, en serio te digo.

—¿Cuál te gusta? La menta granizada seguro —Dalia se puso la mano en el pecho para exagerar la ofensa.

—¿A vos no?

—No sé, nunca me lo pedí —dijo él encogiéndose de hombros y después le hizo un movimiento de cabeza señalando la puerta —vamos, seguro que es horrible y quiero ver tu cara cuando lo confirme.

—Sos un tarado —le respondió Dalia, pero no dudó en pararse.

Los dos dijeron que volvían en un rato y sin hacer caso a las miradas raras que les hicieron, salieron de la casa de Juan rumbo a la heladería más cercana."

Hits Different | Cuti RomeroOnde histórias criam vida. Descubra agora