Capítulo 7

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18 de enero, 2018
Córdoba, Argentina

"Cristian Romero salió de su casa con un tiramisú en la mano y una bolsa cerrada en la otra. Manejó hasta el centro hasta la dirección que le había dado su madre, pero lo cierto era que se acordaba dónde quedaba la casa de la familia de Dalia. Ella no había avisado que ese día era su cumpleaños y él se había enterado hacía veinte minutos.

La última vez que la había visto había sido dos días atrás, cuando en medio de la cena ella había mencionado casualmente que volvería a Buenos Aires el 19 de enero, dejándolo un poco sorprendido porque no se había dado cuenta de que habían pasado casi tres semanas desde que se conocieron. Dalia había bromeado acerca de que esa era la cena de despedida y todos la habían pasado bien menos él, que por más de que intentó sintió que algo no estaba bien. Ni hablar de que cuando los chicos sugirieron un partidito, ella lo acompañó a casa para buscar algo y conoció a su madre, que resultó ser ex compañera de colegio de la mamá de Dalia.

Estacionó al frente y apagó el motor del auto. Se quedó mirando el asiento del copiloto donde estaba la fuente y la bolsa. Bajaría, le daría el postre y el regalo a Claudia, la madre de Dalia, y se iría sin más.

Cuando tocó el timbre le abrió Claudia con una sonrisa y lo saludó con un beso.

—Ay hola Cuti, me dijo tu mamá que ibas a pasar, pasá pasá —él también le sonrió y luego hizo un gesto de disculpas.

—Disculpe, solo vine dejar esto. Tengo entrenamiento en media hora —respondió amablemente dándole la fuente y Claudia lo recibió. —Por el recipiente no se preocupe, mi vieja sabe que se van asi que ella va a venir a buscarlo. Y esto... —dijo agarrando la bolsa con las dos manos —es algo para Dalia de mi parte.

—Ella está en casa, si querés podes dárselo, ¡Li! —Cuti iba a negarse pero Claudia ya la había llamado y ahora solo quedaba tragarse los nervios e improvisar.

—¿Qué pas...? Cristian, ¿qué hacés acá? —le dijo Dalia mientras se acercaba a la puerta con un vestido veraniego y el pelo atado. Su madre le dio un pequeño manotazo por el saludo.

—Rosita te manda el tiramisú del que te habló el otro día.

—Uhh no me digas, me muero —dijo la chica mirando la fuente —mil gracias. Ahora la llamo para agradecerle igual.

—Cuti no te preocupes —siguió Claudia —yo me vuelvo pero Dali se va a quedar por más tiempo acá en Córdoba, asi que ella te lo lleva para casa.

Cristian abrió la boca para decir algo pero no sabía qué. La miró a ella, que se cruzó de brazos mientras mordía su labio.

—Me voy a quedar un tiempo más —dijo al final y él sintió como aquello podía ser el principio de una oportunidad.

—Bueno voy a poner esto en la heladera, te dejo para que le des eso —se despidió Claudia, haciendo que Dalia mirara hacia las manos del cordobés, que sostenían una bolsa.

—¿Y eso? —preguntó ella sonriendo, logrando aumentarle un poco los nervios. No tenía pensado dárselo en persona.

—¿Por qué no avisaste que era tu cumpleaños? —Dalia se encongió de hombros, no dándole importancia. Cristian suspiró pesadamente y le dio la bolsa —feliz cumple, Li.

Hits Different | Cuti RomeroWhere stories live. Discover now