Capítulo 8

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20 de enero, 2018
Córdoba, Argentina

"Dalia había decidido empezar a trabajar el tiempo que se iba a quedar en Córdoba y Lucas, el pseudo- algo de Fran la había recomendado en la cafetería que trabajaba. Por suerte la aceptaron al toque porque ya tenía una corta experiencia que había obtenido el año anterior, asi que al menos cinco días a la semana estaría en aquel lugar, donde el aroma a café era constante y al ser un local mediano se sentía hasta familiar.

—¿Qué tal el primer día? —le preguntó Lucas, que era barista y estaba del otro lado del mostrador. Ella era mesera y ayudante de él.

Cansador, pero mejor de lo que esperaba —respondió con una sonrisa que no llegaba a ocultar el hecho de que ya tenía ocho horas de trabajo encima.

—Te voy a ir enseñando cómo preparar las bebidas así te quedás más tiempo de este lado, la atención al cliente creo que agota mucho más —dijo limpiando un poco la mesada. —Pero ahora sos libre, con el encargado cerramos el local, que... —susurró —dijo que tuviste un buen primer día, asi que superaste la prueba.

Dalia suspiró de alivio ya que el hecho de que estuviera siendo evaluada la había estresado de más en todo el día. Luego fue a la parte de atrás a sacarse el delantal negro y acomodarse un poco el pelo para después salir a la calle. Eran pasadas las seis de la tarde asi que todavía no estaba oscuro. Tomó un colectivo desde el centro hasta cerca de la dirección que le había pasado su madre para ir a entregarle la fuente a Rosita.

Cuando llegó vio que era una casa y después de tocar el timbre el que le abrió la puerta fue Cristian, que al verla se pasó una mano por el pelo.

—Era mañana la salida, pero alguien parece que está emocionada —se burló.

Callate tarado, es por la fuente —dijo Dalia sacando la fuente de vidrio de su mochila y dándosela.

—Me hubieses dicho, la iba a buscar yo.

—Ya la traje —respondió ella sacándole importancia y acomodándose la mochila para irse. —Bueno, nos vemos mañana.

—¿Qué hiciste en todo el día?  Te ves cansada.

—Empecé a trabajar en una cafetería —él dejó de estar apoyado en el marco de la puerta y pensó unos segundos antes de hablar.

—Supongo que no merendaste.

—Cuando llegue a casa... —Cristian abrió la puerta totalmente y le indicó con la mano que pase. —Gracias, pero se me va a hacer tarde.

—Te llevo yo culia', mirá si voy a dejar que te vuelvas sola.

Dalia decidió quedarse porque no era tan fanática de la insistencia de las personas en esas situaciones. Ella quería sentarse y un café, alguien se lo ofrece, ella lo acepta. ¿Qué iba a haber de excusa?

—Cuti ahí te dejé todo como estaba —dijo una voz femenina. Dalia la reconoció como Mica, la amiga de Aldana.

—Dale, gracias.

—¿Vos eras Dalia no?Dalia le dijo que si y se acercó a saludarla.

—No quería interrumpir —empezó a decir, pero Cuti le hizo un gesto con la mano restándole importancia.

Hits Different | Cuti RomeroWhere stories live. Discover now