Joel Miller -Un poco de suerte (Parte 1)

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❥Narrador: Omnisciente

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Narrador: Omnisciente.

❥Advertencia: Contenido sexual.

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Vivir en un mundo post apocalíptico era de lo peor. Por supuesto, no era nada comparado a como lo mostraban en las películas. ¿Zombis?, ¿virus?... ¿alienígenas?. Claro que no, a la naturaleza no le gustaban los clichés, y como recordatorio uno de sus hijos evolucionó para combatir contra su propia extinción ante el calentamiento global. El hijo de puta llamado Cordyceps, pero que compartía la corona junto a otro hijo, el humano; porque sí, hay que reconocer el crédito también, la humanidad le abrió las puertas a aquel maldito hongo.

Era una realidad, todo se había ido a la mierda, y ser una mujer en medio de tanto desastre era una de las cosas que (Nombre) no le deseaba a nadie. ¿Había cosas peores?, claro que las había. Pero ciertos días de cada mes se volvían el mismísimo infierno, especialmente para aquellas que sufrían de cólicos horribles que amenazaban con destrozarlas por dentro. Pero las cosas feas no se quedaban ahí, no, algunas veces no contaban con la suerte de tener toallas, o tampones, o una maldita copa, y casi nunca, pastillas para el dolor. ¡Y ni hablar de las embarazadas!

Los bellos de (Nombre) se erizaban de tan solo pensarlo. Embarazarse y tener hijos estaba a otro nivel que ella no quería ni imaginar, o al menos no en este caótico mundo.

Sin embargo, ¡estar en pareja tampoco lo hacía más sencillo!, para nada, sencillo.

Aun cuando la vida de contrabandistas le permitía a (Nombre) y a Joel conseguir con más facilidad las cosas que necesitaban, no siempre tenían suerte. En lo que respectaba a la menstruación, el precio a pagar era muy alto, y aunque agradecía que Joel sacrificara los suministros o armas solo para no tener que verla llorando a moco escurrido a causa de los cólicos... de vez en cuando, (Nombre) solo deseaba que él fuera tan egoísta como sus pensamientos y los intercambiara mejor, por unos putos condones.

Porque si le hubieran dicho hace 20 años que tener sexo en el fin del mundo sería tan complicado, no lo hubiera creído. Y no porque los condones o las pastillas anticonceptivas dejaran de existir, no, hay seguían, pero ahora eran como algo parecido a la última Coca-Cola del mundo... o a la pintura original de la mona lisa.

Por eso, el corazón de la mujer bombeó fuertemente y sus párpados se abrieron con sorpresa cuando abrió otro de los tantos cajones de aquel estante en la casa de Bill.

— Oh, vaya.

"Bill eres el puto amo", sus pensamientos celebraron.

— ¿Por fin tuviste suerte? — Preguntó una Ellie entusiasmada desde la otra esquina de la sala. Cerró el último cajón que había abierto con exasperación, pues ya estaba cansada de buscar en tantos cajones y estantes, así que empezó a acercarse a (Nombre). —... Siendo sincera, desde un principio no creí que Bill y Frank tuvieran cosas para muje- , esos no lucen como tampones, ni toallas. — Confundida, señaló la tira de sobres que sostenía la contrabandista.

Pedro Pascal [One-shots] Actor & PersonajesWhere stories live. Discover now