Decisiones

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La vida es una serie de decisiones ínfimas e inevitables.

El violonchelista de Sarajevo (2008). Steven Galloway.

Rafael condujo a Crismaylin a un restaurante de renombre en la zona colonial. El lugar se erguía como una reliquia de piedra antigua, sus balcones andaluces destilaban encanto y su historia estaba entrelazada con la sangre esclavizada de taínos y negros. El establecimiento, que había abierto sus puertas apenas meses atrás, ya había ganado una sólida reputación por su gastronomía exquisita y su ambiente acogedor. Aquella noche, Rafael no pudo evitar sentirse orgulloso de su hija Lorena, cuya destacada exhibición le llenaba de esperanzas de un futuro en una prestigiosa universidad.

A pesar de su plenitud familiar, a Rafael le asaltaban pensamientos fugases acerca de cómo habría sido su vida junto a Crismaylin. Habían sido amigos inseparables desde la infancia, hasta que su repentina desaparición truncó esa relación cercana. La pérdida lo había llevado a experimentar emociones desconocidas hacia ella, y cuando finalmente regresó, Rafael vio la oportunidad de retomar lo que habían compartido. Sin embargo, Crismaylin ya no era la misma.

La ira ardía en el interior de Rafael, alimentada por el daño infligido por alguien que lastimó a su amiga profundamente. El verla tan vulnerable, tocando objetos como si le proporcionaran anclaje en la realidad, llenaba a Rafael de impotencia. Escuchó sus murmullos desconsolados y sus palabras incoherentes, y entendió que la presión mental que había soportado le dejó huellas imborrables.

La historia que Crismaylin compartió sobre un amor imposible con un taíno confirmó las sospechas de Rafael: la pesadilla había afectado su cordura. Admiró su fuerza cuando, en medio de la turbulencia, encontró la senda hacia la luz. Su ingreso a una clínica para recibir tratamiento fue la mejor decisión y gradualmente, Crismaylin empezó a recomponerse.

Pero a pesar de los avances, había cerrado su corazón. Observó cómo Crismaylin intentaba moverse hacia delante, aunque la nueva versión de ella lucía completa por fuera, Rafael supo que la lucha interior persistía. Cuando ella expresó su deseo de mudarse a Alemania, Rafael la apoyó, sabiendo que no podía "arreglarla". Tal vez el miedo o la cobardía le impidieron revelar sus propios sentimientos transformados.

El dolor de Crismaylin golpeaba a Rafael con fuerza; no podía soportar verla sufrir. Una conversación con un mendigo con aura de criminal había dejado a Crismaylin trastornada, y la impotencia carcomía a Rafael desde adentro. Cuando Cris empezó a cantar la canción Tengo todo, excepto a ti de Luis Miguel mientras tomaba un sorbo de vino, Rafael comprendió que debía intervenir. Con una mirada, le solicitó a su esposa un momento a solas con su amiga.

—¿No crees que has bebido lo suficiente? —cuestionó Rafael, ignorando su desafío a seguir cantando.

Qué absurdo el día en que soñé que eras para mí—continuó ella, ajena al reproche de Rafael.

— ¿Quién era ese mendigo con cara de criminal? —preguntó Rafael, cuando su interrogante anterior quedó sin respuesta.

—Mi suegro —respondió la viajera en un tono melódico.

—Sí, claro. Supongo que vino a hablar por su hijo. ¿De qué hablaron? —inquirió Rafael, lanzando su censura a través de la mirada.

—Eso no es de tu incumbencia, Rafael —respondió Crismaylin, su voz tomando un matiz hosco.

—¡Sí que lo es! Y te diré por qué: Llevé años soportando tus máscaras, las que renuevas cuando aparecen las grietas, como ahora—replicó Rafael entre dientes, alterado—. Te amo, Crismaylin, y me duele verte sumida en la desdicha. A veces, pienso que quizás nunca debiste haber regresado—confesó, con la intención de ofenderla.

Atrapada en el tiempo : Ecos de amor taínoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora