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Jimin había nacido en la gran y ruidosa ciudad.

Las palabras destino y parejas destinadas habían estado presentes durante toda su vida. Sus abuelos le habían criado con la idea de que el momento en que se encontrara con su pareja destinada sería la explosión para él y para su omega interno. Para todo lo que conocía y le rodeaba. 

Su infancia había sido dura. Sus padres lo habían dejado a sus abuelos, antes de fugarse del país. Sus abuelos lo habían criado y amado como un hijo propio.

Fue un golpe duro cuando fallecieron antes de comenzar la universidad y no pudieron estar junto a él, para cumplir su sueño.

Desde pequeño había querido ser un médico. Quería cuidar de los pacientes que pudieran necesitar de su ayuda y cuando sus abuelos estaban más jóvenes, jugaban con él, sobre ser sus pacientes.

Quería encontrar un alfa que pudiera amarlo y estar a su lado. El ejemplo de sus abuelos, había sido suficiente para él, en su mentalidad, las parejas destinadas eran únicas y estaban hechas para estar junto a la otra. El concepto solía ser simple para él.

Al entrar al tercer año de medicina y ver como las personas iban encontrando a sus parejas destinadas, le hizo pensar a JImin que la búsqueda para él, no sería tan fácil. Se había enamorado de algunas personas durante toda su carrera universitaria, pero jamás había sentido la conexión de la que sus abuelos y la gente a su alrededor le hablaban.

No se había rendido ante la adversidad que el destino le tenía preparada, así que cuando terminó la universidad y prestó su año de servicio social. Decidió que debía tomar un cambio de aire. Tal vez su pareja destinada se encontraba escondida en un lugar recóndito, además, el vacío que estaba comenzando a generarle en el corazón, no era bueno para él. Necesitaba un respiro, quería mantener la mente ocupada.

Así que cuando el trabajo se le presentó, lo aceptó lo más pronto posible.

Jamás se había imaginado haber sufrido tanto durante meses, porque su pareja destinada había decidido realizar una vida con otra persona. Una familia de la que él no hacía parte. Después de todo, en el fondo de su corazón, se había imaginado las cosas al revés. Pero no podía hacer nada más con ello.

Se encontraba tendido en su habitación, con el corazón en la mano y las lagrimas brotando de sus suaves mejillas.

Su cuerpo se había cansado de llorar y aún así, las lágrimas no paraban de producirse. Estaba listo para soportar el dolor durante el resto de su vida y aceptar que su pareja destinada, la persona que estaba hecha para estar a su lado, no estaría dispuesta a compartir la vida con él.

Dolorosa. La situación era dolorosa para ambos y Jimin lo sabía.

¿Qué culpa tenía Jungkook?

Estaban atados al destino.

Ninguno de los dos tenía alguna opción, mas que ser acorralados por el destino que parecía burlarse de su situación en sus narices.

Estaba dispuesto a aceptar que Jungkook tomara un camino distinto al suyo. Aunque le rompiera el corazón.

Si Jungkook estaba feliz, él también lo estaba y eso era suficiente para él.

El aroma del alfa seguía en su hogar y eso no podía calmarlo en absoluto.

No estaba dispuesto a entrometerse en una relación, no quería ser algún villano y para él, lo primordial para Jungkook debía ser su familia, debía ser su esposa.

Él había llegado de imprevisto, no se sentía en el lugar de reclamarle en absoluto.

Se había rendido ante el destino...

O eso creyó, al escuchar los fuertes golpes en su hogar.

Nadie lo visitaba, era extraño.

Se asomó por un balcón y logró ver al hombre que estaba pensando.

Suspiró e hizo una mueca. Estaba listo para la bofetada de la realidad, porque aunque aseguraba que Jungkook lo rechazaría, una parte egoísta le pedía a los dioses que lo amara a él y solo a él.

Baja las escaleras, a pasos lentos. Antes de abrir la puerta, limpia sus lágrimas y finge una sonrisa.

La abre y no puede levantar el rostro. Su valentía se ha perdido.

Nota una maleta negra, la curiosidad aumenta con los latidos de su corazón.

Jungkook toma su mentón de una forma tan delicada que lo hace suspirar de inmediato. Sus ojos brillan con adoración y sonríe como si hubiera visto a un mismo ángel. Jimin desea girar el rostro para asegurarse si la mirada es para él.

El hombre es alto y fuerte. A pesar de eso, está ahí, tomando su mentón con dulzura y mirándolo con apreciación.

"¿Qué...?"

La pregunta queda en el aire, no puede terminarla, porque la caricia de Jungkook lo está abrumando por completo.

"¿Puedo besarte?, he querido hacerlo desde hace mucho tiempo." Su voz es suave y lo abriga.

Jimin asiente, con los ojos cerrados, siente la caricia de Jungkook en sus mejillas y tiembla al sentir las yemas de sus dedos repasar por su rostro, antes de lo que ambos habían esperado. Siente que su piel está ardiendo. Sabe que Jungkook siente lo mismo.

Jungkook lo besa con tanta delicadeza, como si pensara que debe saborear el momento. Jimin lo besa como si no quisiera que se escapara de su piel, de sus manos.

El alfa sonríe y lo atrapa entre sus manos. Acaricia su piel debajo de la camisa.

Se separan, recuestan la frente en la del otro y Jungkook lo atrae hacia su cuerpo. Jimin acaricia su nuca y Jungkook su cintura. El cuerpo del omega tiembla y luego se cuelga de su cuello, llorando.

Jungkook lo carga por un tiempo, dejando que Jimin liberara lo que sentía en su corazón. Jimin se separa y vuelve a recostar su frente con la del hombre y no le hace falta decir alguna palabra para que su Alfa le entienda.

"Todo saldrá bien. Estaremos bien."








por fin, ah. ahora si se viene lo lindo.
subo el resto del contenido en 3h exactas !!, aviso por instagram cuando lo haga ❤️

my heart belongs to you ⸺kookmin minific omegaverseWhere stories live. Discover now